A la nada y a la mar, los silbatos chiflan, nos dicen que es ya la hora de embarcarse, el viento golpea suavemente la embarcación y la brisa nos muestra el horizonte pero muchos me hablan de la interminable travesía que nos iba a acontecer. ¿Acaso no eras tú la que me esperabas? Todavía no encuentro en mis pensamientos lo qué podría decirle a este amor que siento en mi pecho y que siempre supe atesorar. Quizás sea el más caro de mis sueños o quién sabe ¿Qué será aquello de lo que tienes para mí?
Yo no sabré de lo que me espera; pero eso a mí no me importa, serán simplemente los días de mi gran aventura porque tú eres mi eterna novia, la que nunca me abandonó y tampoco yo. Pero así pasaran todos los temporales que se forman en el mar y aunque este mundo nada importante me pudiera dar, hoy estoy contando poco a poco las horas porque sé que no debo tardar…
A la nada y a la mar porque yo te descubrí en mis sueños y al ser tú la dueña de mis pensamientos, tendremos que encontrarnos por esos caprichos que nos muestra el destino ¿Será en el remolino profundo de mi pensamiento? ¡¡Al voto y al testimonio, muéstrame tú las evidencias!! Sin embargo, cuando te vea, siete llaves habrán de guardarte, pero tú eres mi eterna compañera en el interminable sello de mi regazo y de mi azarosa vida. Porque eso, creo que debes saber ahora que si oscurecieran los cielos y se acrecienten las terribles tormentas, tú serás mi mujer...
Roque Puell López Lavalle
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