Tal vez en los pensamientos del silencio, en la madrugada de tu recuerdo
en las mañanas que anuncian las verdades, sé que ahora te extraño
porque te nombran mis palabras y te quedas en mis sueños
para mirarte de lejos y para recordarte cerca...
Y así, en la imaginación de mi gran deseo, me veo tomar un café contigo
al compás de la alegre melodía de un piano, a la música de tu sonrisa
y en aquella búsqueda de la verdad de tus ojos almendrados,
te musito cierto al oído y te exclamo: Te amo...
Pero tú te quedaste a mi lado sorprendida por tal osado atrevimiento
y te preguntaba yo apurado el por qué de tu encandilada sorpresa
si ya sabías de mis intenciones, de mis sabias propuestas
y hoy como si no supieras, me respondes a tientas...
“Si tú sabes que te amo, por qué me declaras tu curiosidad tan sencilla
e invades mi paz si estoy segura a quién he conocido” - me dijiste
entonces yo, avergonzado de mi gran ignorancia descubierta
besé tus labios para que así vendes, mi corazón ardido
y no te pregunte otra vez, el por qué estoy contigo...