martes, 11 de agosto de 2015

Malas costumbres


Como la garúa de un invierno frío, persistente y tediosa, pidió Gregorio una ayuda temeraria a gritos destemplados a la guardia virreinal. ¡¡Suelten a mi muchacho que él no fue el protagonista de semejante sacrilegio!! ¡¡El no fue a la escuela, él nunca pudo saber cómo se manipula un arma de semejante peligrosidad!!

Su compañera replicó: ¡¡Cómo puedes pedir clemencia para tu hijo cuando tú mismo lo iniciaste en los torcidos caminos y ahora quieres librarlo como si fuera un pobre peregrino!! ¿¡No es mejor que purgue adentro de la sombras y aprenda un oficio que malgastar su juventud en un inútil sacrificio!? ¡¿No creerás que se refugiará en un indeseable como tú que en borracheras y los sueños de la divina providencia verdad!?

Díjole Gregorio: ¡¿Cómo puedes replicarme a mí mujer osada, madre deslenguada, porque cuanto más te necesitaba el imberbe, te ibas a llorar a tu madre por los maltratos de tu amante?! ¡¿No era mejor que busques un poco de mesura, un poco de atención, en vez de encontrar pretextos para una inútil relación!?

Y el joven era llevado al cadalso entre los guardias de alguacil, vendados los ojos entre la turba que no comprendía el mensaje del por qué era llevado a semejante fin. Sin embargo, los padres desgañitaban sus voces y se acusaban mutuamente del dudoso crimen de su hijo. El desnaturalizado padre y la apesadumbrada madre nada podían hacer, la suerte estaba echada; Artemio vería en contados minutos, sus fechorías en la filuda hoja del verdugo.

Antes de leída la sentencia, presentadas fueron las acusaciones de un testigo falso. Pero la conciencia de aquél, no lo dejaba tranquilo y seguramnte era obvio que había una maliciosa acusación. Surgieron entonces las dudas de los magistrados pero no habían pruebas contundentes porque más valía la elocuencia falsa de los acusadores que las voces que gritaban libertad para el condenado.

Poco se buscó entonces, en las acciones que se habían tomado. ¿Cómo una frágil figura de un desdeñoso semblante pudo consumar semejante delito? ¿Cómo se puede reclamar justicia cuando no se ha probado la culpabilidad del acusado? ¿Cómo se puede alegar un derecho cuando más puede el orgullo y la mezquindad del acusador al no dar una prueba fehaciente de la verdad?

Así eran las épocas para dar justicia, mucha filosofía y pocas las esperanzas de vida. Sin más que decir, se procedía a cumplir la innoble ejecución. Cuando cesaron los tambores, irrumpió una voz en el escenario. Una confesión de voz audible a último momento de un testigo que se hizo escuchar por vez primera.
Las esperanzas parecían regresar, todo podría iniciarse pero lastimosamente ya había cundido entre todos el tiempo, ya era tarde para un semejante desenlace y esta vezno se pudo retroceder para romper las cadenas del ultraje. Luego de una pausa, cayó sin demorar entonces la cabeza, besó rápidamente el cesto y quedaron todos, el pueblo y los acusadores en silencio. No se dieron cuenta en ese momento, de la tremenda equivocación en que ellos se habían sumado...

Así es la humanidad, más de dos mil años tienen todavía esas malas costumbres. Se sigue eligiendo a los malhechores, creyendo más en los culpables y justificando siempre los derechos humanos del criminal no sin antes terminar, con la vida de los que injustamente son acusados...

Roque Puell López Lavalle

En las montañas de mi cantar



Puedo contemplar en las alturas, las montañas en las que mis ojos pueden divisar. Entre los abismos y entre el viento que me golpea el rostro, escucho una voz que retumba entre las brumas de mi existencia. Es una melodía que encuentra paz en mi ser cansado por la espada certera, es una respuesta a una ilusión, una esperanza del cielo misterioso que ahora encuentro. Y fue el amanecer nuevo que me hizo recordar tu figura y tu tiempo. Será tal vez un hermoso sueño  o una alegría que tu conciencia supo guardar..

Las palabras que me dijiste llegaron a mi alma desnuda, encontraron una sonrisa a mi rincón inexpugnable, repleto de tesoros escondidos, escogidos solamente para ti. Ahora seré más fuerte en mi refugio que levanta mi fuerza a mi ser y verás que solo algunos lo podrán entender. Será que las gotas de tu manantial horadan poco a poco la roca dura y tosca de mi armadura, quizá. Tanto que me niego cuándo fue que me empezaste a hacer pensar. ¿No será que han regresado a mi vida los momentos de soñar?

Pero los misterios de la vida y las sombras de sus caminos, a todos nos hacen reflexionar. Algunos para prosperar dejan todo por el ánimo de crecer, otros en cambio, venden su alma al mejor postor para nunca perecer. Mejor es el bienaventurado mortal quien tiene en el Creador sus fuerzas. La vida es bella y no por los desazones de nuestro ser, El Eterno nos quitará su amor. 

Así son ahora los cánticos de mi mañana, así es el pensamiento de quien amo ahora y deseo que no se vaya, que esté junto conmigo en las buenas y en las malas, en el amor bello que yo le podré dar,  sea en el infinito o mejor, en las montañas de mi cantar...

Roque Puell López Lavalle



El hombre es un celestino





Tristes fueron los saludos luego de algunos años para el recordado consiervo. Los mismos rostros y los mismos caminos fueron los que él vio aquella vez. Era la misma costumbre y el mismo desenfado, otras cosas siguieron siendo tontas como antaño. ¿Por qué no habrían de cambiar? Ellos eran los llamados amigos de antes, fueron compañeros, empezaron siendo rocanroleros sin un centavo en el bolsillo porque era más el entusiasmo en ese momento que un quejido... ¿Pero ahora?

"El hombre es un celestino, aún para un amigo...”

Pero el poder corrompe la vida siempre. El alma no se da cuenta del engaño y así se confunden los valores que han sido entregados. Lo mismo es una mano mentirosa que una amistad antigua y dadivosa. No se sabe el nombre, ni cómo diantres ha venido, es más cómodo dar una dádiva al que no conoces que asumir los problemas de un viejo amigo.

"El hombre pobre es un celestino y en la vida es para todos, un desconocido"

El reconocimiento, el nombre y la fama, a todos endulzan y a todos enloquece. Y en la vida, el tropiezo atrapa a cualquiera y la humildad que se les vio nacer, a esa ya no se le toma en cuenta, ya no existe. Sin embargo, la equivocación alcanza al más digno y aquello se confunde con la conducta del que no lo merece. Pero... ¿Por qué? Porque eso te lo demuestra tu dizque, mejor amigo...

"El hombre invitado es un celestino, pero es igual que yo, dijo un entendido…"

Y ahora los ojos de los demás, ni lo miran al consiervo. Ni la sonrisa se le reconoce ahora. Aún esperan todavía que sea el mismo pero él ya no puede, ha experimentado el pan de dolores como que ha caminado por el áspero camino de los sinsabores. Sin embargo, el ministro religioso le extendió la mano saludándolo y el celestino respondió igual, pero el religioso lo reconoció y se le mudó el semblante, hizo una mueca de desagrado que parecía un santón enojado que se le había perdido el turbante. ¡¡Qué gran hipócrita!!

"El hombre pobre es un celestino y aún es odioso a su amigo…"

Roque Puell López Lavalle

Juntos


Juntos, como debe ser para ir en busca del encuentro de dos mundos acaso simples, acaso impulsados por un amor tremendo en las gotas de lluvia que brotan algunas veces en la primavera. No deberíamos de pensar en eso, tú estás contenta con lo que somos ahora y yo estoy feliz por este sentimiento...

Juntos, para amalgamar las penas y buscar la libertad en las risas sin más contenido que nuestras experiencias a lo largo de la vida. Será tal vez en la alegría del ser vencidos por ese amor que nos unió en un sin número de promesas y en un interminable perfume de voluntades que ahora nos llenan el alma...

Juntos, para arrebatarle al viento su fuerza y así llevarnos los sonidos de su magnificencia. Ellos pondrán fin a las dudas y temores, se llevarán de cuajo los sentimientos inferiores y volarán por el firmamento para perder lo que alguna vez nos entristeció. Después podremos crecer en armonía con lo que creímos siempre y con lo que nunca desapareció...

Juntos, para ver la vida de otra manera, no como los soñadores que ven el cielo primero y se creen privilegiados de ser ellos los únicos en alcanzar el aliento que necesitan para ser mejores. Nosotros tenemos el mejor de los amores y unidos podremos entrelazar nuestras vidas como una fortaleza que no muchos podrán conservar en el tren de los años o en la quietud de un remanso...

Juntos, para luchar cada mañana con el mundo incomprendido, llorar con la gente que ya perdió las esperanzas de encontrar un destino y demostrar que la esperanza no se pierde si se tiene un corazón rebelde de no ser los mismos... No perdamos la ilusión de las conquistas, la libertad de correr por los inmensos campos donde no hay ataduras, donde no hay temor para demostrar que hay una esperanza a los que libran la vida sin amarguras...

Juntos, para amanecer cada mañana en el lecho de los amores y en las esperanzas del celo manifiesto, cumplidos de encontrarnos siempre como dos adolescentes que viven el amor intensamente como si fuera el primero de tantos para prometerse después amor eterno. No busquemos más; que entre las mañanas frías y las cobijas consentidas, el encuentro de tu dulce voz nos dirá que en el buscar el tiempo, encontraremos una maravilla...

Juntos, para morir en un amor interminable que ni la muerte podrá vencer porque tú tienes lo que yo más anhelo y tú lo que más quisiste. Pero no olvido que nosotros somos como el agua del manantial que gota a gota ablanda la roca y engrandece el alma que quiere dejar un legado para que otros lo puedan disfrutar. Y si lo consiguiéramos, seríamos entonces los más fuertes porque así será como siempre quisimos ser…

Roque Puell López Lavalle