domingo, 24 de mayo de 2015

Los ojos


Los ojos dicen mucho lo que las palabras no dicen, o simplemente mujer, ésas palabras, no las quiero pronunciar. Mi pensamiento anhela lo que siente y mi silencio prefiere que no sepas nada, que es mejor así, que no quieras preguntar...

Aunque intuyes el lenguaje extraño de un corazón que no conoces, no imaginas el por qué de ésta despedida ni la razón de éste adiós necesario. Y marcha sobre marcha es el destino, porque pronto se alejarán nuestras miradas y nuestro decir quedará sin sustento...

Tus ojos me lo dijeron, no necesitaste confirmar la verdad. Intuía que no podrías saber de mí si es que no te lo recordaba ahora en mi más encarnado pensamiento. Era como una poesía que se hizo canción, un llamado de mi lejano corazón al tuyo y significaba que quizá nunca más me podrías escuchar.

Buscarás una señal para poder hablarme y sin embargo, estaba entre mis manos tu recuerdo que yo no habría de olvidar. Tu voz generosa, tu risa a veces nerviosa pero que con la mía pudiste conocer para siempre la verdad...

Me querrás encontrar inútilmente en el pasado porque no me conociste nunca como hasta ahora, pues viví en la soledad de mi tiempo, en el anhelo de un cariño sincero y que mis ojos hasta este momento no se atrevieron a demostrar...

Querrás entregar con tus generosas manos lo que algún día me brindaste con humildad, más yo estaré fuera, muy lejos de ti esperando en mis vanas ilusiones una palabra tuya o una llamada que nunca te animaste a dar...

No me atreveré a decir nunca lo que siento por temor o cobardía que es lo mismo, no querré romper la magia de tu mirada por nada que te enoje por atrevido. Prefiero decir con mis ojos a los tuyos cuando te vea o me vaya lejos, lo que mis palabras no lo hacen abiertamente...

O tal vez mujer porque mis palabras... ¡No las quiero pronunciar!

Roque Puell López Lavalle

sábado, 23 de mayo de 2015

Creo


Creo que si en mi corazón hubiera tenido la libertad para llegar a las fronteras de lo absurdo y hubiese querido olvidarme de las vanas palabras que marcaron mi destino, sería de repente de otro semblante, quién sabe si mi pensar no hubiese el mismo o tal vez sería contagiado de la misma indiferencia que les atañe a todos los seres humanos...

Creo que hoy sería como un viajero que va hacia lo desconocido donde el timonel de mi existencia intensa lo llevaría yo en los mares tempestuosos de la vida. Pero de esta manera ignoraría también, todas mis emociones y mis experiencias gratas, tan llenas de paz como de un contentamiento que no cupiera en mi corazón...

Creo que mi voluntad debió tener más sabiduría para no esperar a los santos que no hacen milagros y no tomar las cosas con tanto atrevimiento porque más se apuró mi alma en algunas fantasías sin nombre, que discutir las sinrazones de la niña mora por ser una quimera. Al final de todo lo ocurrido, ahora sé que aquellas emociones se fueron al cielo, donde no hay barreras sin cercos que oculten los sentimientos...

Creo que mi felicidad no se hubiera quedado trunca si en mi juventud no hubiera reinado la ignorancia de creer en las promesas del amigo incierto, aquél que estaba escondido entre los matorrales del misterio, profiriendo endechas y palabras vacías de insana melancolía. En tanto que se perdieron las intenciones, se afianzaron las ingratitudes…

Creo que mis emociones dadas en la estación otoñal, debieron buscar siempre un lugar seguro para protegerme de las mentiras verdaderas. Debieron blandir siempre una espada aguda contra todos los falsos maestros que venían disfrazados de bondad y fundamento, para no caer después, de esa vana manera con mequetrefes que no tienen ningún sustento…

Creo que mi mente no debió creerle a mi corazón sediento cuando le dijo que todo futuro sería diferente cuando en los tiempos del amor, no existieron nunca renglones de la verdad sino castillos que bulleron en el aire donde se expresaban jubilosos, pero la realidad fue falso porque todo ello no fueron defensa alguna ni para el más iluso, ni para el más ignorante…

Creo que hoy mismo, si quisiera pensar que mi manantial se volvió como un desierto, sería entonces cierto explorar otros bastiones y así olvidar mi propio destierro. Podría ser entonces que así encuentre la dicha negada en otro tiempo y así dormiría en paz sin tanto sufrimiento. Por eso hoy sé que en estos avatares, la esperanza no muere nunca y la fe tampoco se diluye en los brazos del apocamiento…

Creo que Dios permitió las circunstancias y las contiendas en mi vida fue porque Él siempre fue testigo de mis grandes encuentros y mis terribles desaciertos. Hacedor es Él de Sus designios en los días cumplidos, quedé yo solo en la sinceridad de mis actitudes, en la verdad de mis sentimientos y si estas emociones no me las creyeron, lástima, esos se quedaron para siempre sin mi sólido fundamento...

Roque Puell López Lavalle



jueves, 14 de mayo de 2015

El bohemio


Amigo de la noche, compañero de las tertulias, hoy deseas cantarle al mundo lo que piensas, lo que no quieres y quizá lo que tal vez sueñas. Hoy ya no te esperan las formas del lenguaje ni la retórica del mensaje, hoy has roto con todas las reglas queriendo exponer lo que sabes...

La gente se pierde por la calle y muchas buscan el barullo de los bares, aquellos que no los cierran y los que no duermen. Quieren ahogar sus penas para buscar las respuestas a su efímera existencia y se ven con amigos de pocas esperanzas en su ser... Vives una vida libre y sin rencores para sentir en tu persona el arte mismo que te encuentra, sin mágicas enmiendas y sin grandes acompañamientos.

Las pinturas que ahora expones en la galería y que son tuyas, son ahora como tú las deseas y expresas. Pinceles, óleo, pasteles, sombras o esculturas, grabados y desengaños, eso para ti amigo, es lo mismo. No te importa tampoco el cántico triste del músico o el lamento de un corazón apocado porque tú fuiste también como uno de ellos pues tocabas las notas de tu acordeón para tu amada pero ella a la verdad, no escuchaba ni una sola nota ¿Para qué? Solamente sabías que ella existía en el recuerdo de tu corazón. ¿No era acaso lo que tú esperabas? Sin embargo, ahora si eres un docto de la vida y del dolor, te ríes del que se ufana en creer que toda la existencia se resume en un pañuelo y que más allá de las distancias, no existe nada o que su vida es mejor solitaria. Sin embargo, ¿Crees tú semejante patraña?

Pero "la vida es un carnaval", dijo mi amiga y no quería su vida enderezar. Pocos sabían que había perdido todo en el juego del traga-monedas y pronto se escuchó que su corazón se le fue como un suspiro. Nosotros recién nos enteramos el mismo día de su funeral. Hoy pocos se acuerdan de ella pero lista como era, dejó sus pensamientos en una cuartilla. No muchos de nosotros; supimos la suerte de ellos, quizá los publicaron en un pasquín o se perdieron en algún pensamiento...

Y ahora que vienen los comicios, ¿Por quién vas a votar? Ah, pero tu voto es nulo y es un secreto a voces que no tienes una cédula de identidad. Sé que conociste a muchos candidatos pero en este tiempo... Recuerdo ahora que tú lo fuiste alguna vez, ¿Quién te desanimó para renunciar a las armas del poder si fuiste un temerario reformador? No lo sé. Dicen las malas lenguas que perdiste tu oportunidad por un traidor a tu causa. ¿Por qué entonces te retraes ahora? Y ¿Por qué miras de soslayo al contendor?

Si, ya sé, tú prefieres la vida sin capitán que te dirija al camino largo de la corrección. Otros alegan que a los amigos hay que quererlos como son, lo sé porque yo también fui un bohemio y un jugador, filósofo de la vida, crítico de arte sin pinceles ni palestra. No obstante, siempre estuve con la mirada altiva, orgulloso, valorando a los amigos leales como tú y veo ahora que nunca te fuiste como los ingratos que no me visitaron, ¿Será por el valor de nuestra amistad?

Roque Puell López Lavalle

Rayito


¡¡El godo!! Rayito, ricachón, bebito, godito ¡¡TE NOS FUISTE!! ¡¡TE ME FUISTE!! Tú que me recibías con un miau en mis noches de insomnio, el que me saludaba primero en las mañanas pidiéndome tu comida..

Tú que ayer junto a Dulcinea, tu madre, se espantaron cuando gritaron ¡¡Goooooooool!! Los vecinos y yo tratando de contenerlos en la ventana y hoy antes de que tu corazoncito parase de latir, estuve allí abrazándote.. 

Te quiero gordito, lo bueno es que lo sabías. Rayito no era un gato cualquiera, era un gordito lindo, tenía su carácter indomable, no le gustaba que lo carguen mucho  (por eso no tengo muchas fotos con él) ¡¡Lloraba desconsolado!! 

Era un comelón, pillín, traviezo como él solo ¡¡Parecía un niño!! Tenía apenas 2 añitos... 
pero el 8 de Marzo iba a cumplir tres..  ¡Era un gato consentido! 

Elizabeth Puell Hidalgo

sábado, 9 de mayo de 2015

El niño dios


Le decíamos "niño dios" no por la Navidad sino porque nos caía mal. A alguien se le ocurrió definir esta alusión medio mística para este hombre que "podía estar en todas partes, pero nadie lo podía ver", ¿No era cierto? Y aunque esta frase fue dicha con sorna; también era la verdad, no lo soportábamos por su carácter tan especial.

El tiempo siguió y la patota se fue desintegrando y todos tomamos un rumbo diferente, unos fuera del país y otros quizás en el páramo donde el diablo perdió su poncho. El niño dios también partió y pocos también nos enteramos a dónde fue a vivir. Pese a todo, tenía algunos rasgos dignos de mencionar. Fue un buen artesano, trabajaba los metales nobles con finura y detalle en la joyería y en los acrílicos. Sus obras eran de extraordinaria belleza. Los fines de semana se le podía encontrar en la Rotonda de Miraflores donde se podía apreciar su obra estupenda. Como padre adoraba a su única hija y como se dice en el barrunto, "le faltaba el babero" por la niña de sus ojos. No tuvo igual fortuna con su esposa y adivino que ahora él no es alguien que pueda quedarse solo por mucho tiempo.

El oficio de "quemasangres" creo que nunca lo dejó pues su fama era tal que hasta su familia se lo recordaba por ser uno de los hermanos mayores. Hoy está en sus propios negocios, viviendo sin sobresaltos con lo liberal que siempre lo caracterizó, cuestionando todo y sin llegar a puerto seguro. Así son algunos amigos de espíritu libre, él sigue pareciéndose a un Mick Jagger irreverente, extraño, como el niño dios que está en la luna de Paita y en el sol de Piura, burlándose de todo el mundo aunque nadie por ahora, lo quisiera ver...

Roque Puell López Lavalle

jueves, 7 de mayo de 2015

Yo no he sido profesor


Un compañero de clase, en el colegio donde yo estudiaba, acusado en una gran falta, a las pruebas se remite y con el palo cayendo en su mano por el maestro, eleva muy firme y orgulloso su descargo: ¡¡Yo no he sido profesor!!

Y como nuestro guía era sabio, aplica el correctivo pero el travieso movido a la picardía no desmaya en su defensa y en el afán de airoso vencedor, replica de nuevo sin vergüenza alguna: ¡¡Yo no he sido profesor!!

Imperturbable el profesor nuevamente que enfila la palmeta y el alumno vivo, terco como mentiroso, siempre desafiante contesta con el cinismo que lo caracterizaba entonces, respira y embate: ¡¡Yo no he sido profesor!!

Nosotros, nos preguntábamos en qué momentos se acabaría el castigo incesante porque él vivía los estragos de la disciplina, pero, no cejó su recia defensa y ofende: ¡¡Yo no he sido profesor!!

Hasta que el docente se mostró sereno, serio, parco e indolente y le replica algo alterado pero con firmeza mirándolo a los ojos: ¡La verdad estudiante! El muchacho estaba de colores y esta vez jura por el tormento: ¡¡Yo no he sido profesor!!

Otra vez como antaño, el educador aplica el dicho consabido: “La letra con sangre entra” y no por ello deja al estudiante. Ésta vez el jovencito regala lagrimitas a ver si conmueve al profesor y sin pensar en lo que esa vez dijo, sentencia: ¡¡Yo no he sido profesor!!

No hay nada que hacer, el amauta sigue al impenitente y éste que ya parecía quedarse sin mano, sintiéndose derrotado al fin, entre lágrimas verdaderas y sollozos se confiesa después de tanta majadería: ¡¡Yo si he sido profesorrr!!

Nunca nos olvidamos de esta anécdota en nuestro recordado centro de estudios. Aquellas aventuras y vivencias, aun otras de mucha originalidad por nosotros. En nuestras reuniones anuales, le preguntamos curiosos al chancho: ¿Cómo pudiste, cómo lo hiciste compañero para cometer semejante payasada? Entonces él, ahora padre de familia de dos hijos, en esa oportunidad socarronamente nos dijo:

¡¡No sé cómo lo pude hacer muchachos, porque yo, nunca lo pude comprobar!!

Roque Puell López Lavalle

Ce la vie, André...




André Mogard había decidido tener una vida más alegre en la que podría definirse como relajada y divertida. Habría que superar la crisis existencial y así pensar en las posibles conquistas que podría disfrutar. No faltó el gran encuentro con uno de sus mejores amigos de muchacho, el siciliano Robertino, aquél mediterráneo, de cabellera ensortijada y ojos negros, afincado en Francia. De apariencia paternal y pausado él, le dijo que una reunión se organizaría en la Fábrica de Metales aprovechando el Feriado después de un arduo trabajo.

André aceptó de mucho gusto y pensó que ya su semana estaba hecha y se puso sus mejores galas. No le faltó la sarita ceremonial y el cuello blanco de la camisa almidonada, escondía una fina corbata. Acompañado de sus zapatos brillantes y escarpines, llegaron a la casa. El humo de los cigarrillos, la música del ambiente, delataba las risas alegres acompañados de los brindis continuos del dueño de la residencia. Alegraban los ojos y las emociones, las damas presentes que se prestaban algunas para una noche sin retorno.

Robertino le había alcanzado una copa a su amigo cuando este se quedó prendado de una bella mujer. Se dio cuenta que era correspondido y casi inmediatamente, se embarcaron en una charla amena quedando luego en un encuentro próximo. Un paseo en el lago en una tarde soleada sería magnífico para André y Brigitte quien aceptó con timidez la invitación. Él la acompañó a su carruaje y el cochero arrió los caballos desapareciendo muy pronto..

André llegó a su casa emocionado. Durmió pensando en la siguiente semana como si fuera el día de la patria. No obstante, el gran encuentro no pudo darse. Tenía que cumplir un viaje urgente al interior pues la Jefatura lo había designado. Enojado y confundido, gritó con impaciencia para sus adentros por esta ingrata situación. Recordó preocupado a Brigitte y quiso avisarle pero no pudo hallarla Resignado se fue a la estación yéndose cabizbajo a la diligencia que tendría que cumplir.

Le pareció una eternidad. Regresando y saliendo presto ya de su trabajo, nuevamente se encontró con su gran amigo.

"¡¡Robertino!! ¡¡La suerte me ha sido propicia!! ¡¡Te he encontrado!!"

Hola - le dijo fríamente

"¡¡Ha pasado tan solo una semana y no he podido ubicar a Brigitte!! ¿¿Me puedes decir que ha pasado con ella?? No responde a mis llamadas…"

Veo sorprendido que no te has enterado. ¿Cómo podrías saberlo? - Dijo Robertino

"¿¿Qué ha sucedido amigo??" Preguntó André con semblante sorprendido…

Brigitte murió el Jueves pasado. El conductor de una calesa no la vio y no pudiendo controlar el armatoste se fue contra ella y también hacia su pequeño hermano Pierre. Ella dejó esta vida instantáneamente pero Pierre quedó muy grave en el Hospital. Lo siento.

André desencajado, solo atinó a escucharlo pensando el por qué la vida se había ensañado contra ella, siendo ella tan joven y bonita. Una gran tristeza embargó su corazón. Pensaba lo peor, no lo podía creer. No podría cambiar las circunstancias porque la muerte ya había cumplido su misión. No pudiendo más, lloró amargamente...

Robertino, observándolo, conmovido y lleno de pesar, se adelantó hacia él y le dijo éstas cortas palabras: "Ce la vie André", "Ce la vie" y terminó yéndose por la calle principal...

Roque Puell López Lavalle

Pensando en voz alta





Renuncia al sueño de la apariencia, a la melancólica inocencia de esta vida. Prefiere la adrenalina de las caídas libres, al ocaso de un portento, al cielo de un instante, al atardecer lánguido con un sol que lo entretenga. Busca entre las fieras la razón de tu fuerza, busca en el mar tan inmenso un silencio, quizá encuentres allí el sonido de tu momento...

Y si caes alguna vez en lo que te espanta ahora, son más las esperanzas que buscarías en vez del quebrantamiento de tu tiempo, sin amarguras presentes y sin resentimiento. La razón se encuentra en la batalla que enfrentas, en el heroísmo disfrazado del mentiroso, y mejor es la muerte honrosa,-- que la muerte obligada y sin mañana. La lucha reclamará lo que es suyo pero la quietud te será dada cuando tú la busques en el laberinto de tus entrañas o en el fragor de tus añoranzas.

¿Quién sabe si en tus corazonadas se encuentre la respuesta? ¿Quién sabe ahora si puede ser en lo irracional de tu pensamiento o en la inteligencia encuentres lo que tanto anhelas? A veces las oportunidades se presentan en las desgracias de quienes la encontraron o en el mundo de un fantasioso que siempre inventó las cosas. No lo sabes todavía porque vives esclava del trinar de los pajarillo en tus anhelos. La libertad te espera en los momentos que sonríes y en las aventuras que te esperan sin modelos y sin reglas. Pero al parecer, todavía no te has dado cuenta.

Tal vez pudieras leer un poco de las epopeyas antiguas y el por qué ganaron los griegos, quién sabe encuentres la razón de su sabiduría y no tanto la pasión de sus conquistas que fueron tan superfluas. Todo estaría hermoso me dirás, ser un héroe sería una ventaja pero no te olvides de Dios, él es el Amo de las circunstancias y es el Único de las oportunidades aun cuando todo está oscuro. Y si la locura de la vida te alcanzara, piensa una vez más que en las entrañas de la tierra y en la oscuridad más densa, allí siempre encontrarás la razón inequívoca de Quién es que te sustenta. Así llores y protestes, así patalees en medio de la indiferencia que acusas, el fin de todas las cosas, es tu propia experiencia..

Roque Puell López Lavalle

El Corazón de la música


El encuentro, la inocencia, el beso tierno del inmenso amor que te profeso, es solo recordado por tu mirada lejana en la mía y por lo que me doy cuenta que no lo puedes adivinar. Mereces que te lo diga y sin embargo, callo por el ruido de las miradas indiscretas, tan indignas son que no comprenden cómo es el corazón de un estudiante como yo. 

Tú eres libre como el viento y con la mirada puesta en la sencillez de la vida, hablas sin saber que el remolino de mi querer busca tu mejor sonrisa y mi corazón sabe ahora que vivo contigo ilusionado. Lo que yo daría porque supieras que la vida merece tenerla a tu lado, porque ya podría decirle al mundo que te amo y tener la dicha que mi sueño al fin de cuentas, se hizo realidad. 

No sabes que entre tú y yo existe una cálida mirada y no simples palabras. Las intuyes pero no las comprendes, las repites pero no las crees, la simpleza de no entendernos son las cosas que nos pasan a nosotros. Y te sorprendo, me despido indiferente y sin duda te extraño para que en mi mente vuelvas a verme y me quieras tanto como yo a ti. 

Pero ahora despierto, el corazón de la música cala en mi interior, me trastorna, me dice que lo nuestro no podría ser. Sufro por eso, por amor, por lo imposible, por lo infeliz que me siento y por las hojas del otoño que ya cayeron en mi ser, pero al lado de tu frondosa primavera. Sin embargo, te añoro y el esperado encuentro de nuestros mundos, me convence que existe solamente una esperanza, aunque sea para saber que lo intentamos. 

Más tu noble corazón y tu risa infantil no lo percibe, no sabe que nuestro amor tiene muchos caminos. Enamorarse del amor no vale cuando el ser anhela una persona real para triunfar. El silencio me traiciona y me hace vivir fantasías, el volar en el firmamento, el estar libre de temores y el querer bailar contigo, es mi deseo. Acaso después me regalarías un beso, confirmando así el anhelo de mis calores..

Roque Puell López Lavalle

miércoles, 6 de mayo de 2015

La distancia y el dolor del amor


Dos corazones que amaban con sentimiento, de pronto se alejaban. Que feliz es vivir con la mano en el corazón y bonito vivir con el alma tranquila, con los ojos relucientes de amor. La sonrisa ingenua de niña enamorada pareciera volar en las nubes. Ese es el primer amor...

Es tan linda la cercanía y tan triste la distancia. El destino desgarró el amor y lo convirtió en dolor; mientras tanto, esos corazones agonizaban. En la distancia, la vida parece no tener sentido, no más sonrisa ingenua...

Esos corazones hoy en la distancia, lloran sin cesar. Aquellos ojos relucientes, ya no brillan más. Qué triste es amar y no poder amar.Es tan linda la cercanía y tan triste la distancia, te amo...

Lía Puell Hidalgo

El último abrazo


Diez y nueve años que te fuiste madre mía y tu recuerdo vive aun conmigo. Contemplo las fotos en el álbum que me dejaste y al hojear algunos cuadernos tuyos, encuentro lo que escribiste en el pasado y vaya que ahora es una inspiración para mí. Doy gracias a nuestro Dios porque soy lo que soy porque me enseñaste a luchar por la vida así como también lo hiciste por el amor, la verdad, el coraje y la perseverancia en medio de toda circunstancia...

Nunca olvidé tus consejos para ser el mejor siempre y fuiste un gran ejemplo para mí. Cómo olvidar el amor que tuviste a mis hijas cuando estuviste con nosotros, tus adorables nietas a quienes amaste y cuidaste con dedicación, preocupándote también por sus estudios cuando fueron al colegio. Ellas tienen los libros que les regalaste y son una heredad de su recordada abuelita. ¡Gracias mamá!

Cuando vienen mis días malos, me siento como un niño asustado que quisiera guarecerse en tu regazo y me regocijo en el recuerdo cuando era pequeño y me cuidabas de los peligros o cuando estaba enfermo y velabas junto a mí. ¡Gracias por los remedios feos! Te amo madre mía, como si fuera ayer y en los últimos meses cuando ya no pudiste hablar, me diste el último abrazo consolando mi profunda tristeza, así en el silencio del día, pero con tu gran corazón...

Sí, fue mi último abrazo que la enfermedad no te quebró; porque fuiste más fuerte que ella, venciéndola lejos con tu amor de madre. Te amo madre mía, ¡Cómo olvidarte! Estás ahora con Dios en su mansión celestial y realmente feliz en Su presencia. Y aunque ahora te extraño, estoy seguro que más tarde o más temprano, nos volveremos a encontrar. Hasta entonces mi linda madrecita, siempre estás conmigo, ahora en mi vida y también en mi corazón.

Tu hijo...

Roque Puell López Lavalle

Bells

Bells
La amistad entre un niño y un perro suele ser peculiar. Grandes encuentros, muchas anécdotas y un sinnúmero de emociones. Recuerdo a Bells mi perro adoptado, un Setter irlandés negro, peludo, cuyos dueños, unos españoles de la Panadería al frente de mi casa, lo criaban y era mi amigo a todo dar. Todos los días cuando venía del colegio a eso de las 5 pm allí estaba esperándome fiel a la hora, sentado como si fuera un empleado público...

Yo gritaba entonces, ¡Bells! ¡Bells! ¡Bells! Él, apenas me veía, corría a la velocidad del rayo meneando fuertemente su cola y ladrando como podía, luego me tumbaba con sus patas delanteras y jadeando me prodigaba sus lamidos hasta que yo lo abrazaba dándole mi inmenso cariño. Lo llevaba después a mi casa y le daba de comer. 

Mi mamá no llegaba del trabajo hasta más tarde así que le daba mi almuerzo, era la ración del momento para luego jugar incansables con una pelota vieja. Cuando se marchaba, y lo hacía puntualmente, recién me ponía a hacer mis tareas del colegio. ¡Qué terrible! Pero sucedió que una vez le dio la enfermedad temible de los perros, el "Distemper". Recuerdo que cuatro grandes limones colgaban de su cuello ¡Uffffff! Yo pensé que se iba a morir pero él infaltable, nunca dejaba de estar conmigo todos los días con su curioso "collar" amarillo.

Sin embargo, un día tuve que mudarme de casa, las despedidas de barco no parecían terminar pero tenía que partir a un barrio nuevo. Con pesar y todo abracé a mi perro adoptado. Era fin de año, el colegio terminaba y la mudanza de mi casa tenía prisa. Me fui con el recuerdo de nuestras aventuras, como el niño triste que era porque era mi único amigo, leal y callejero. Lo extrañé mucho pero ni modo, otras experiencias y quién sabe qué cosas, me esperaban...

Por algunas razones que no recuerdo, mi mamá regresó pues tenía que hablar con mi tío muy cerca del parque y de la Panadería donde vivíamos. Solamente habían pasado tres meses así que insistí para ir allá y saber de mi adorado animal. Yo entonces emocionado y tomando la "Ñusta", famosa gaseosa de aquél entonces, la hija de la dueña nos explicó que Bells había muerto. Un carro lo atropelló muriendo instantáneamente.

Se me cayó el mundo, la garganta se me hizo un nudo e hice denodados esfuerzos para no llorar aunque mis ojos vidriosos me delataban. Tenía apenas catorce años y mi mamá se apenó un tanto también con el relato, no pensó que en tan corto tiempo podía haberle sucedido esta desgracia a Bells, un accidente fatal que acabó con su vida.

Pasaron muchos años desde aquél entonces y cuando hace algunos meses pasé por allí, me di cuenta que ya no existía la Panadería. El parque estaba muy lindo; lleno de flores, todo muy cambiado y me acordé de mi perro Bells. Pero miré también la esquina donde bajaba del bus del colegio, vi a mi perro imaginario corriendo y recibiéndome todo atolondrado. De alguna manera mis emociones encontradas entre alegrías y tristezas, volvieron nuevamente a mí mirándome de esos catorce años. No lo podía creer y me dieron ganas de llorar...

En fin, dicen que el perro es el mejor amigo del hombre y de un niño que ya creció, pero que no dejó de recordarlo en un tiempo en que los dos se querían mucho y que el juego diario de los dos inocentes, si los unió para siempre...

Roque Puell López Lavalle

Una lágrima


Una lágrima me acusa compañero que ante al abuso y complacencia, en otras lides y contiendas, yo no te supe defender, quizá habrían otras circunstancias entre las cuales tú lo entiendas y quizá yo lave mi ofensa y te pueda en el peligro responder...

Un lágrima de desconcierto mujer, fue cuando entre tus cosas descubrí tu carta innoble entre otras de poca importancia y leí qué de nada te habías enamorado y que de nada mío te habías gozado, pero si vi cómo traicionabas el amor que un día te había mostrado...

Una lágrima de rabia amigo, fue cuando viniste a hablarme por la canalla y pensé que íbamos a celebrar pero fueron muchas las palabras que diste para no ofenderla y no tuviste mejor idea que venderte por tus ideales quedándote con ella...

Una lágrima de desilusión fue cuando tú dijiste que sabías que yo iba a regresar, tú que me decías con palabras lisonjeras que extrañabas mi presencia y mi pensar, ¿Pero cuál fue mi infortunio? Que tú cambiaste cuando yo me di la vuelta y ver que me querías estafar...

Una lágrima de ira fue cuando me dejaste negra, cuando ante todos te mostrabas orgullosa pero cuando la desgracia me alcanzó y se juntaron mis caminos en tinieblas, te fuiste sin pensarlo dos veces con aquellos que me lanzaron piedras...

Una lágrima de profunda pena y sentimiento fue cuando te fuiste madre. Fue una tarde de dolor y desconsuelo, una madrugada anterior mi alma me había avisado, ya lo esperaba pronto pero ese día mi corazón me halló sin resguardo…

Una lágrima de felicidad fueron las promesas, los juramentos y la pinta de mi camisa hecha con los mejores colores, hasta los besos finales de las compañeras en la despedida del colegio, pero la muerte se llevó a nuestros mejores compañeros...

Una lágrima de nostalgia, una gota de suspiro y de preguntas llenaron mi alma, ¿Por qué tendría que acabar lo nuestro si prometimos caminar con el corazón sincero? Y no nos dimos cuenta que fue el orgullo lo que nos separó del sueño…

Una lágrima de pesar por este mundo incierto, que al fin y al cabo ya pronto terminará, fueron las alegrías, desastres, victorias grandes o los pobres finales, yo sabía que esa era una señal, pero solo supe entonces que Dios, me dijo la verdad…

Roque Puell López Lavalle

La inmadura


Llena de sueños y aspiraciones te conocí en los momentos que eran importantes en mi vida. Eras una mujer joven, una chiquilla con ilusiones y fueron las cercanías que el destino nos atrajo para ser mi cuña sin tanta fiesta que llevar las flores al altar. Y así nos hicimos amigos en la brega y en las ambiciones, unas menos y otras más, pero siempre seguías tus sueños, tu vida y tus conciertos.

Pero peregrinos somos y en el camino de recorrer la vida nos equivocamos, triunfamos y las alegrías a veces conseguidas a trompicones nos condujeron algunas veces a no muy felices decisiones. En esos tiempos y en esos lugares, surgieron como siempre los grandes amigotes, aquellos de los que te condenaron o los que no te entendieron, sin embargo, no escapaste tú al escrutinio de estar entre los más cercanos.

Sin pretender ganar banderas y partido a mis campañas, esperé de ti algo mejor como los hicieron tus correligionarios de sangre y de crianza. Quizá esperaba una actitud más sabia, una identificación con nuestra raza humana pues todos somos hechos con el mismo barro. Así cómo somos como personas simples, un hombre y una mujer, la semilla y la naturaleza, las mismas alegrías y las tristezas y que las vivimos en mi casa, como si fuéramos hermanos.

Pero no fue así, era mejor la condena a los fracasos que se mostraban en ese momento como si fueran las derrotas de un soldado. Tu silencio fue mejor que la indiferencia, nunca supiste hablar aunque te dabas cuenta. Más fácil fue el fallo del juez sin apelación, sin oportunidad y retraso. Al fin y al cabo, la gracia no era dada para ti pero como eres ahora la gran señora, no podrás decir que nunca fallarás siendo feliz porque a todos nos puede llegar la espada de Damocles en la cerviz.

Fueron la paz y el tiempo, ni siquiera el libro de los evangelios que se dieron cita para llevar mi consuelo. Más fue tu encendido celo de hembra ardiente que tender puentes para el pérfido intransigente. Era más importante vengar la sangre con actitudes incongruentes y por ello olvidar que tú también participas en la conducta de la gente. Pero el pasado nos condena como el presente lo confirma, que por creerte tan perfecta y tan justa, que por más que sepas y años te de la vida; así esta fuera tan burda, no te podrás despojar de ser siempre para todos, aunque no lo creas, la inmadura.

Roque Puell López Lavalle

La canción de mi primo



Barbudo, altilocuente y de pocos cuidados, así es mi pariente. Tan pintoresco es el zurdo, tan blanco es su semblante que pareciera el escritor de las vidas de un galpón. Vive con una paloma que lo hace parecer como "el gran señor". Atrincherada en su hombro se engríe sola pues solo come de su mano, un poquito de arroz. Hay que mirar a la orgullosa cómo te observa cuando te acercas. Dice él que le obedece en todo y sin embargo, ella busca lo que le conviene y no le hace caso ni de buena gana. Argumenta él que la escucha cuando le ordena quedarse pero la paloma lo consuela, él se ríe y la deja volar...

Pero también es un sentimental, llora a su madre desconsolado, para él no se fue porque la eleva siempre al altar en un acto de lo más sagrado. Pero para su memoria que no le falla, su padre ya está en los brazos de Mefisto, ya descansa tranquilo en las cenizas del averno porque ya lo ha enterrado muchas veces en el rincón del desasosiego. ¡Ohhhhh! Pobrecillo, él es gran orador, escritor de valiente pluma, pero resentido como él reconoce y siempre hablando del mismo desengaño..

Político de siempre, agudo de razón es de los más desconcertantes, vive una mezcla de anarquismo entre los más grandes ideales del Masón. Crítico acérrimo del actual gobierno, para su pensamiento la suerte es de los trabajadores, para la patria, es el fusil aguerrido de los valientes. Pero pan con libertad es su consigna y busca de los antiguos partidarios, alcanzar el más grande galardón, todos tenemos derecho al trabajo y a la educación. Así vivió diez años en la Argentina, todos los días eran para aprender algo nuevo. Se educó en el arte de la historia, en la crítica de su tiempo, en el vivir de la gente y buscó sin cuidados su trascendental misión: Lograr el estudio para el vivir de la población..

Así sucede en el alma de un idealista, inventor y complaciente, indescifrable pero sincero. Busca el orden y la decencia aun entre los más encumbrados, para no engañar ni al más ingrato. Los nobles ideales se llevan por dentro, cumplirlos es una revolución, practicarlos es un deber la Nación. ¡¡Pobre de aquél que se alimente solamente de la ilusión!!

Pero también su corazón fue del más noble, supo compartir lo que menos tenía y trajo con nosotros algo más que el vino y la alegría. Comimos todos en aquél momento, aún mi gata con sus disfuerzos. Y así pasamos las fiestas, entre las anécdotas las más importantes, las risas sonoras y las grandes historias, terminamos la primera madrugada del mes. Por eso, en estas fechas lo recuerdo, las grandes empresas no se hacían esperar porque este año será el suyo y habría mucho por comprar. Esperaba el mejor trabajo para vivir seguramente entre los viajes otra vez, eso era de entender.

Yo estaba recordando entre mis libros y mis apuntes, lo que nos enseña la vida. A veces frases tan certeras y pequeñas pero encontré el decir de los más viejos, aquél que dice: "Los niños y los borrachos, siempre dicen la verdad", ¿Por qué? Me preguntaba, será cierto porque nunca he visto a una persona que habla así de la realidad, que insiste en su clamor, que se apasiona y destila en la justicia, denuncias y conversión, pero que no tiene pelos en la lengua si quiere corregirte un gran error…

Roque Puell López Lavalle

Hombre de maíz



En América naciste fijáte, increíble fue Dios hombre de maíz de la bella Guatemala
Meso-américa, la tierra de los mayas, hoy quiero dedicarte fino unas palabras
si me lo permitís y si el tiempo me da la venia, contaré unos mis recuerdos

Que hace ya unos años viví entre el occidente frío y entre los muchos encuentros
y que van de las camionetas coloridas a los caballos bravos de las milpas
holguras y estrecheces son lo que me mostró la campiña de los pinos
las tortillas que parecían extrañas a mi hambre que se desataba
y que muchas veces me hicieron feliz para nunca olvidarlas

Me tocó ser testigo de conocerte en mis correrías de aventurero y aldeano
entre los azulinos volcanes donde los pastores cuidaban los rebaños
entre las aldeas que no se dejaban amedrantar por el frío 
y tu gente alegre que varias veces me sabía decir:
Buenos días hermano... ¿Cómo amaneció hoy el caminante?
Bien; contestaba, pero él siempre desconfiado, sonreía
Entonces, mi conciencia me decía lo contrario:
¡Buenos son los días que Dios te hace vivir todavía!

Y qué momentos tú, muchos fueron los viajes en el valle de la Ermita
pues mucho aprendí hombre de maíz, varón del campo y trueno
vos que caminas con la leña a cuestas y que tu familia espera 
si que sabes enseñar al que no sabe y compartes tu milpa
No cambies porfa, tú sabes al fuereño contentar... 

No dejes que tu nombre se pierda en los cambios del mundo sombrío
las raíces y tradiciones no deben morir, así el mundo lo sugiera
pues educación, trabajo, salud y desarrollo, son los pilares
¡La grandeza de una Nación! ¿Alcanzarás la estrella?
Y me lo dijo Don Calayo: ¡Claro que la conseguirás!

Pero que nunca se pierda entre las madejas ni en las letras muertas
las estrofas bellas de tu himno patrio que más de una vez canté
y que diste la vida y la fuerza a este país que te vio nacer, 
solo hacéme la campaña, no te rajes hoy ni mañana
¡Qué no mueran tus ideales, ni el amor a tu patria por nada! 
¡¡Dios te bendiga siempre, hombre de maíz!!

Roque Puell López Lavalle

La procesión va por dentro


El largo camino de la indiferencia, se parece a las interminables procesiones de antaño. Más era la demora del paso perdido que el inicio del triunfo de una batalla sangrienta. El cántico que acompaña a la masa de los inocentes, pareciera ser las largas oraciones que esperan una respuesta pronta a sus quejidos y clamores. Los pasos lentos se asemejan al constante pensamiento que día a día esperan una semblanza feliz que al final queda en el limbo de las ánimas, que esperan recuerdos en inútil sacrificio.

Y los movimientos del anda obedecen a los serios cargadores, las supuestas voces de la esperanza, son las que esperan ahora la fe "milagrera" de los falsos cristos negros de mi vieja ciudad. Rompen el protocolo entonces, para caer nuevamente en el tedio del silencio y la locura. "Avancen hermanos" se pregona andando, porque mejor sería ignorarlo todo e inútiles fueran los clamores en el desierto. Si fuera cierta la sonrisa y la libertad de los condenados, ¡Qué más da! Cuando vives como si no existieras y duermes como si no vivieras. Solamente el camastro es testigo de la frialdad del sentimiento, de las esperanzas que al final son un cuento.

Mudas e indiferentes son los cirios que alumbran el cuadro, por gusto están si no tienen contentamiento. ¿Y los sahumerios? Son los que dan el ambiente sagrado del dios de nuestros tiempos, inermes ante el gentío ingenuo e ignorantes también al destino que dicen prometerles. Son los pensamientos que ellos reviven, aquellos que se dieron en el pasado con supuestas alabanzas que eran solo címbalos sin sonido.

¿Acaso las flores tuvieron un mejor destino? No. No pueden alegrar a un solo pajarillo, menos a un bosque sin sentido. Una flor no emociona un alma herida porque cae orgullosa cuando no hay ni siquiera un panecillo mordido. Así es el bocado dado en secreto, duro y deshaciéndose en migajas, así es como está su vida, esperando la redención de su alma. Las oraciones dichas al final de la marcha, los rezos que por demás recuerda el peregrino, son las despedidas que se alumbran en los rostros de los santos, pero ese es su quejido y es triste otra vez porque la respuesta de la mañana, no les ha amanecido.

Al final, la masa variopinta y cansada de las polvorientas calles, va llevando las esperanzas rotas guardando las efímeras alegrías para de esta manera, volver a su hogar. Tanta modorra, tanto lloro, tanto rezo, tanto que se encomendó ¿Para qué? Para que al final, la tibieza de la tarde y las tinieblas de la noche, se vayan acercando y el frío empiece a recorrer su cuerpo. Luego le dirán al fervoroso que mejor sería que se olvide de ella o que la eche sin reparos por la borda. Así tal vez estará tranquilo, así quizás descansará entre la duda y la mediocridad de los sentimientos, después de todo, la procesión va por dentro.

Roque Puell López Lavalle

martes, 5 de mayo de 2015

Todo tiene su tiempo


En nuestra vida, todo tiene su tiempo y todo aquello que desees debajo del inmenso cielo tiene una hora determinada. ¿Lo crees? Encontrarás la vida en el tiempo de nacer, y contemplarás el tiempo de morir. Verás el tiempo de plantar lo mejor de tu semilla y el tiempo de arrancar lo que alguna vez sembraste. Habrá tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir y tiempo de edificar lo que alguna vez se cayó con gran estruendo.

Seguramente te emocionarás en el tiempo de llorar y te preguntarás cómo hay tiempo de reír si viene luego el tiempo de endechar. ¿Te fijaste que después de todo ello habrá tiempo de bailar? Pero sabes, tú también te lamentarás de esparcir las piedras y tendrás el tiempo necesario de juntarlas. ¿Por qué? Porque tienes que aprender la paciencia y ello no se aprende de la noche a la mañana. Pero sé que hay momentos que a tu vida la abrazarás con todo lo mejor que tienes pero alguna vez tendrás que abstenerte de hacerlo, porque los tiempos son malos.

¿Y si tuvieses todos tus bienes más preciados? Tendrías un tiempo entonces de buscar lo mejor y un tiempo de perder lo que más atesoraste, ¡Qué terrible! Pero valorarás tu vida y tus fuerzas, hay esperanza entonces de tener un tiempo de guardar lo que Dios te dio, y un tiempo de desechar lo que hizo sufrir a tu alma en esas circunstancias.

Hay tiempos de romper con lo que no nos sirve y sin embargo, tendremos tiempos de coser nuevamente las esperanzas que alguna vez se perdieron. Experimentarás los tiempos de callar si es que llegó el sufrimiento a tu vida prefiriendo mejor la soledad y el silencio, pero esperarás mejor el tiempo de hablar proclamando la verdad del cómo aprendiste a superarte en esa situación.

Vendrá aquella con quien soñaste por años y te dará la descendencia que anhelabas, será tu tiempo de amarla plenamente y si alguna vez la injusticia y el desastre te invadiera, tendrás el tiempo de aborrecer lo que no era verdadero y lo defenderás ardorosamente en los tiempos de guerra para así conquistar otra vez lo que extraviaste, en el tiempo de paz.

¿Qué provecho tendríamos en lo que trabajamos en aquello que nos afanamos? Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Piénsalo. No obstante, todo lo hizo hermoso en su tiempo y ha puesto la eternidad en el corazón de sus hijos sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio del mundo, hasta el fin de todo lo creado. 

Yo conocí que no hay cosa mejor para los hombres que alegrarse y hacer siempre el bien en su vida. También es un regalo de Dios que todo hombre se alimente y beba, gozando así el bien de todo lo que ha hecho y ha encontrado.

También comprendí que todo lo que Dios hace será inacabable, perpetuo, sobre todo lo que hizo. No se le añadirá más ni tampoco se le disminuirá. ¿Sabes por qué? Porque Dios lo hace para que en su presencia lo reconozcan todos los hombres, ni más ni menos. Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.

Roque Puell López Lavalle

Te espero o te olvido



Te espero o te olvido, dímelo de una vez porque tendríamos un mañana que nos está esperando y quizá pronto, lo podríamos encontrar.Verás allí quién tuvo la razón, si eran mis palabras o tus historias, aquellas que me contabas para no mirarme a los ojos en nuestra vida diaria...

Te espero o te olvido, porque ya no escucho tu voz y ya no te siento como eras antes, tan apasionada. Será porque me inspiré cuando me atraías en silencio o porque en días enteros comprendía que estabas lejos y en la oscuridad de la noche, pude adivinar que ya no te interesaba…

Te espero o te olvido, pues muchas fueron las noches que quedé en vela, en silencio, pensando en nuestro encuentro. No tienes idea de quién es el que estuvo cantando en esas noches. Era mi corazón ardiente porque tu alma quedaba muy distante, pero estaba tan cerca de mis labios...

Te espero o te olvido, porque si te diste cuenta, el peso de los años nos enfrenta. Sin embargo, fieles fueron las heridas que me entregas, tú porque no me quieres recordar ahora y yo porque no deseo escribirte más. Así nos escribimos, en días que son de cal y en otros que son de arena…

Te espero o te olvido, no busques más mi amor en el horizonte porque no lo encontrarás, hurga mejor en los cielos, allí si me extrañarás. Pero sabes que si algún día me anhelas, a lo lejos sentirás mi deseo y quizás recibas mis besos, teniendo que buscar otra vez en mis sentimientos...

Te espero o te olvido, no ha sido mi intención perderte, no sea que en tu pensar solo vivas las historias de un cuento o te rias de las aventuras de un sin cuidado. Quizá son los tiempos que viven nuestro romance, de tu amor que ahora es verdadero y de tu recuerdo, el más intenso... 

Te espero o te olvido, dímelo hoy, mañana puede ser muy tarde porque quizá no termine mis relatos que te gustaron un tanto. No será para que leas mis sentimientos porque tal vez, luego solo sirvan para que cubras mi cuerpo con ellos y recién te des cuenta, que nunca dejaste de amarme... 

Roque Puell López Lavalle

Escucha:  https://www.youtube.com/watch?v=HwTriHSd5rQ

Ni la muerte


El entrelazado de tus cabellos húmedos los anhelo entre mis manos, tus ojos vidriosos y el sentir de tu silencio, pretendo conquistar. Te imagino en el horizonte de mi pensamiento, siento tu deseo de no querer hablarme y sin embargo, allí estás, alegre, esquiva, cortando las palabras que no me deseas contar...

Tu mirada se muestra así en la oscuridad de la fría tarde de Mayo. Sin embargo, bello es correr en el monte abierto, en la melodía que mi alma escucha y así me regalas tu carita risueña o tu temor de niña ante mi ánimo inadvertido. Pero ahora tengo paz porque no me detiene los abismos de nuestra existencia o la duda de cómo eres realmente...

No te conozco pero poco me importa ahora mi voluntad extraviada frente a la tremenda aventura de lo que podría encontrar. Solamente sé que deseo para mí un frenesí de emociones sin respuesta, un cálido sentido a lo que mi alma siente pena por ese desasosiego que ahora vivo, por ese dolor que ahora me encuentro y no hallo como explicarte que en lo más profundo, también existe un querer...

Me dijeron que tú conocías la nostalgia del viajante, la tristeza del desamor y la consecuencia del sentimiento acongojado. Recuerdo la última vez que hablamos en el café, ¡Qué extraña oportunidad! Parecías interminable en tu experiencia de cómo pudiste reflejar tu cántico o cómo llegaste al corazón de tantos...

Me alcanzó mi sonrisa a convencerme de que eres la única, el ser más maravilloso que conozco, terminas en un segundo el más ardoroso poema así como la inigualable calamidad de un terrible pensamiento. ¡Qué dulce desengaño! 

Mi alma no te conoce y se emociona, tal vez sean las sombras las que no me dejan ver la perfección de tu rostro, aquél que nunca se cansa de dar felicidad. Me avergüenzas, acaso sabes mis secretos, tal vez los conoces o tal vez la intuyas. Yo confundo tu serenidad con mi vivencia, no las puedo separar porque tu presencia está conmigo. Me regalas esperanza, me haces olvidar los ingratos recuerdos, me señalas el camino certero con una inocencia que cautiva...

Tu nombre lo ignoro, no me lo dijiste… solamente puedo saber que me entregas el ansiado consejo, la dulce respuesta de una esperanza que todo cambiará, que todo será diferente desde ahora, aún el amor que pudiera haber entre los dos. Seremos compañeros infatigables, eternos, yo porque te observo en cada momento y tú porque me darás tus ojos sinceros. ¡No sabes tú lo que realmente siento! 

Entonces así ya podré retomar mi camino, yo veo a lo lejos una montaña inmensa, alta como el cielo y llena de paisajes verdes. La diferencia es que ella tiene aromas que me encandilan pero tú tienes las flores que me gobiernan, tú eres la luz brillante de la luna que ahora me atrae sin reservas...

Tendrás ahora mi esperanza y la consumación de mis sentimientos, tal vez en el ocaso de mi vida o la inmediata existencia de mis sentimentos. Si es así, sea ésta mi declaración, el último recuerdo o el bello poema de los días inciertos, te podría querer y ni la muerte podrá separarnos...

Roque Puell López Lavalle