sábado, 24 de agosto de 2019

Llegaste


Llegaste a mi pensamiento y a mi corazón sin pensarlo cuando tal vez estabas escondida o cuando se anunciaba el silencio. Escucho que tu voz me suena algo distante pero a la vez me atrae porque es pausada, profunda y fuerte con un bello significado de poder y de señorío. La dulzura de tu música toca ahora mis fibras, mi alma, mi deseo de saber como hoy podría amarte...

Me pregunto cuál es tu cantar y solamente te contemplo en el tono profundo de una zampoña y de una quena melodiosa pero siento que tiene un sonido maravilloso que me muestra tu belleza, tus luchas, tu aliento, tu cuerpo encarnado en la indomable cordillera, en ese aire andino enrarecido que me explica tu vida, tu corazón y tu gente…

El cielo me muestra tus ojos celestes, adornados con el blanco de las nubes que te hacen regia y majestuosa. ¿Qué escondes en tu regazo? Tal vez sencillez, paz en tus paisajes, el silencio del viento imponente o el frío del más hondo abismo para mostrarme que en las alturas también hay un corazón, un alma de niño y una amistad que ya no se encuentra…

No olvidaré tu pasado glorioso que me invita a soñar y a maravillarme de tu valentía contra el opresor en todas sus formas, por la maravillosa ofrenda de dar la vida por la madre, por el hijo, por el nombre que una vez te hizo poderosa para todos e indomable para la conquista de otros pueblos que muchos de repente, hoy te han olvidado…

Llegará pronto el día que te vea, me recibirás con los brazos abiertos y yo te daré un cálido beso, acaso mi corazón enamorado de la nieve que me ofreces o de tu alma que ahora me emociona, con tan solo imaginarte. Serán tiempos de alegría y de reconocer lo que siempre significaste para mí, digna tierra de provisión, de coraje, o la que da también, a sus mejores hijos para pelear hasta la muerte y no entregar jamás, la bandera...

Roque Puell López Lavalle

Enlace: 

jueves, 1 de agosto de 2019

El árbol


Quisiera ser aquél árbol en el bosque para darte la fortaleza y la tranquilidad a la orilla de un difícil camino. Así sabrás muy bien que en mí siempre encontrarás la seguridad que tú anhelabas en las pruebas del día a día. Y cuando tú te canses ahora y quieras encontrar motivos para cejar en la batalla, tendrás en mí, la fuerza de tus manos, en ese momento...

Quisiera ser una raíz profunda para que guardes tus grandes sueños y tus deseos, para que estén seguros tus sentimientos creyendo en las bendiciones que Dios te deparará cada mañana. Pero si no los encontraras en el laberinto de tu indecisión, aquí estoy yo para que tú los sientas en el interior de tu ser, pero con firmeza y con regocijo, en la voz que proviene de mis entrañas...

Quisiera ser muy alto y frondoso para cubrir tus miedos, tus desasosiegos o de repente para protegerte de tus enemigos que andan ocultos para acecharte en una encrucijada. No me crearon las hojas solo para mostrar matices, no en vano se hicieron mis vestidos para guarecerse del intenso sol sino también para ocultar lo bello de tu amplia sonrisa y lo intenso de tus sinsabores...

Quisiera ser ese gigante para que las aves que hicieron su nido se vayan felices y recuerden el día que tuvieron un refugio donde soportaron las tormentas entre mis brazos y entre las aberturas de mi rugosa madera. Así tú, también vivirías tranquila entre los rincones de mi alma y en el interior de mis sentimientos que en este momento, son un portento...

Pero si viniera en ese instante, la tala indiscriminada y me convirtieran en mil pedazos... y si aun estuviere el fuego haciéndome oscuro en el arder de mi tronco o de mis ramas, quisiera no olvidarte nunca porque en un día lejano, me buscaste asustada pero vine para protegerte de los fantasmas que traías contigo y para que finalmente, tú no mueras...

Roque Puell López Lavalle