Llegaste a mi pensamiento y a mi corazón sin pensarlo cuando tal vez estabas escondida o cuando se anunciaba el silencio. Escucho que tu voz me suena algo distante pero a la vez me atrae porque es pausada, profunda y fuerte con un bello significado de poder y de señorío. La dulzura de tu música toca ahora mis fibras, mi alma, mi deseo de saber como hoy podría amarte...
Me pregunto cuál es tu cantar y solamente te contemplo en el tono profundo de una zampoña y de una quena melodiosa pero siento que tiene un sonido maravilloso que me muestra tu belleza, tus luchas, tu aliento, tu cuerpo encarnado en la indomable cordillera, en ese aire andino enrarecido que me explica tu vida, tu corazón y tu gente…
El cielo me muestra tus ojos celestes, adornados con el blanco de las nubes que te hacen regia y majestuosa. ¿Qué escondes en tu regazo? Tal vez sencillez, paz en tus paisajes, el silencio del viento imponente o el frío del más hondo abismo para mostrarme que en las alturas también hay un corazón, un alma de niño y una amistad que ya no se encuentra…
No olvidaré tu pasado glorioso que me invita a soñar y a maravillarme de tu valentía contra el opresor en todas sus formas, por la maravillosa ofrenda de dar la vida por la madre, por el hijo, por el nombre que una vez te hizo poderosa para todos e indomable para la conquista de otros pueblos que muchos de repente, hoy te han olvidado…
Llegará pronto el día que te vea, me recibirás con los brazos abiertos y yo te daré un cálido beso, acaso mi corazón enamorado de la nieve que me ofreces o de tu alma que ahora me emociona, con tan solo imaginarte. Serán tiempos de alegría y de reconocer lo que siempre significaste para mí, digna tierra de provisión, de coraje, o la que da también, a sus mejores hijos para pelear hasta la muerte y no entregar jamás, la bandera...
Roque Puell López Lavalle
Enlace: