Quisiera caminar contigo a
la luz de la luna, al borde de la orilla y como la arena nos recibe; vasta,
generosa, disfrutando juntos el vuelo de las aves, del mar que se agita
impredecible a nuestros pies, así como me inquieta alegre tu mirada. Tus bellos
ojos negros son aquel resplandor que me ilumina, son la luz que pinta tu candor
y que me invita atrevido a besarte.
Tus deseos me contemplan
diciéndome:
"Quédate conmigo esta noche, veamos juntos
cómo se oculta la luna y busquemos el amor, háblame tú como siempre lo haces,
con tu voz tierna y rebelde. ¿La ves cómo nos sonríe?”
Afortunado soy al
encontrarte, que soy tirano al no dejarte escapar y querré seré tu más dulce amante
aunque no sepa cómo terminará esta aventura. Que me quieres como yo, eso es
historia, cuéntame la verdad: No digas que somos pequeños porque te pienso
mucho aunque no siempre estés en mi regazo. Las palabras que nos decimos son poemas,
acaso delicados versos que se pierden en la inmensidad de la noche que
confiesan nuestros anhelos, que se refugian en el alma para luego estar en
silencio. Te amo y yo no quisiera perderte porque yo te llevaría muy lejos sin
atender a tus ruegos. Y ahora queda mis intenciones para dar fin a las
preguntas, muera entonces, el vano sufrimiento.
¿Todavía quieres escucharme?
"Si, pero ahora quiero que me hables con las
manos y que nuestros mimos se fundan en el horizonte y así reírnos de los
cuentos trasnochados"
¡Ah mujer! No me tildes de
anticuado…
"Tus amores calmen mis miedos y mis
esperanzas, tu corazón viva intensamente con el mío sin saber del tiempo y la
distancia, que nunca muera la tarde ni la noche porque ya no importa como
tampoco el mañana".
Quiero entonces, dibujarte a
besos y admirarte toda para cambiar mis pensamientos por tus incesantes
tormentos. Ahora solo quiero convencerme que esto no es un sueño de muchachos,
que no hablemos más y vivamos sin cuidados que hoy nos amamos…
"Entonces, sígueme contando tus bellas intenciones,
tus locuras y ocurrencias que tanto hacen falta a mi corazón amedrentado y que
nunca se te ocurra, terminar este momento que por fin nos ha encontrado. ¿Me lo
dirás?”
Claro que sí mujer, pero
después me gustaría que caminemos recibiendo a la brisa, quizás extrañando a
las aves que se fueron, dejando nuestras huellas en la arena para que no se
borren nunca y que las recordemos siempre, al canto de la orilla…
Roque Puell López Lavalle
Click: https://www.youtube.com/watch?v=1OonJdmFF_I