jueves, 30 de abril de 2015

Manías



Tengo la desagradable manía de respirar, de ver una luz en lo oscuro y vivir un paso atrás, de caminar lento más que despacio y al tener frío pronto lo disfrazo, me escondo muy adentro y todo resulta ser un pobre sueño. 

Tengo la lúgubre manía de vivir, de que mi pecho palpite aunque a veces sea muy lento, de dibujar sonrisas en mi rostro y piensen que amor hay en mí, de vestir siempre de negro, de tomar pluma y escribir todo lo que me sale en el momento. 

Tengo la inocente manía de sentir, de cargar con los problemas de otros, de saberme latente ante lo que hoy no pudo ser, pero deseo que haya sido, de oler la madreselva y transportarme y vivir de recuerdos, de saber que existo porque de pie aún sigo. 

Tengo la incrédula manía de confiar, de darlo todo por hecho cuando escucho un te quiero, de correr al encuentro cuando alguien necesita de consuelo, de estar a la distancia y miserablemente dedicarme poco tiempo, de ser mañana la mayoría del tiempo. 

Tengo la nostálgica manía de querer amar, de sentir que mi pecho arde y busca consuelo, que mariposas revolotean bien adentro y que con toda mi alma amar deseo, de buscar en los rostros miradas profundas, que me digan cómo se ama de verdad. 

Tengo la triste manía de soñar y ni cerrar los ojos puedo cuando mi mente se va bien lejos, me lleva a órbitas extrañas donde dormir no puedo y tan solo soy polvo de estrellas, esperando que se forme con él algo con brillo más que perpetuo.

Beatriz Salazar Faría

Venezuela 

Veinte pasos





Hace mucho tiempo en el Parque Kennedy, en el distrito de Miraflores, se encontraba un personaje muy singular. Su extraña presencia no incomodaba a nadie. Le decíamos de cariño, "Veinte pasos", como si fuese un actor que representaba una comedia en el teatro de la vida real pero vimos también que nunca supimos su verdadero nombre. 

Era una persona de un porte presentable, sobrio, de mediana estatura, atlético, trigueño, de barba copiosa, de calvicie expuesta, ceño algo fruncido y de mirada pacífica, tristona. Usaba terno gris claro y brillante, siempre llevaba en las manos un ramo de rosas. ¡Era un romántico de antaño pero sin copa! La particularidad de aquél, era su insistencia en caminar un largo trecho para nuevamente regresar sobre la marcha en sentido contrario. ¡Qué tremendo! De ahí vino su apelativo inocente por lo que él hacía todas las tardes. 

No hablaba ni una sola palabra y parecía estar preocupado, pensativo, serio, siempre quedaba parado esperando en su imaginación a alguien. Entonces abría sus ojos expectantes con cierta alegría y vivacidad. El afán de nuestra curiosidad era el por qué de su incesante caminar a una hora determinada y no importando nada en la estación del año. Nos dimos cuenta que era su ritual acostumbrado y no había nada que hacer al respecto, pues solo nos quedaba observar. 

Al fin supimos por lo que nos contaron, que fue un hombre enamorado. Todas las tardes se encontraba con su novia en esta parte del camino y para la ocasión siempre él atento, le llevaba un ramo de rosas y una caja de chocolates. Le prodigaba cariños bajo las sombra de los frondosos árboles del parque y todos parecían ver en ellos un gran amor porque siempre se les veía juntos asidos de la mano sin importar las horas.

Pero un día, la fatalidad que nunca avisa, no se hizo esperar. Aquella tarde, mucha gente estaba arremolinada en la esquina del parque. Él extrañado, y quizá temiendo lo peor, corrió para saber lo que ocurría. Había mucha confusión y tal fue su asombro, que encontró a su novia tendida en la pista rodeada de un charco de sangre. Un auto la había atropellado. Ella, agonizante, volteó inesperadamente y solo pudo mirar a su desesperado novio y murió en sus brazos. Él se impresionó de tal manera en ese momento que no paró de llorar amargamente. Pero ya no era el mismo, algo pasó y su mente se perdió quedando ligada a ella para siempre. 

Por eso regresó al mismo lugar de ahí en adelante. Fue el novio fiel, infatigable, que nunca dejó de esperarla. Extraviado y abrumado, llegó a la madurez de su vida asomando ya las canas que adornaban su cabeza y su abundante barba. Nadie se inmutó por verlo siempre, ninguno se atrevió a indagar su verdadero pesar. Pero fueron las palabras, la habladuría popular y su inmenso amor que le dio los colores a esta historia. 

Más tarde, me di con la sorpresa que una amiga me dijo que la historia de "Veinte pasos", fue real. Fue un hijo de buena familia en Miraflores. Era un hombre culto y educado. Sin embargo, la variedad de acontecimientos, los testimonios y los sentimientos que afloraron, se encontraron todos en un sola verdad: La mente nunca pudo separarlo a él de su novia en la espera mutua de un encuentro feliz, seguramente en la eternidad. 

Roque Puell López Lavalle

Los grandes


El hombre cano caminó lento y pausado, incluso sin mirar atrás para encontrarse con lo suyo. Nada verdaderamente había cambiado alrededor de él, excepto las formas humanas que día a día se repartían en un concierto de luchas y vanidades. El saludo, el mirar extraño de algunos y el hablar de las necedades de la gente, convertían así a la rutina en la comidilla de siempre sobreviviendo él, en un mundo de locos.

Sus temores le dieron la bienvenida, las dudas empezaron a minar su entusiasmo y el amor esperado había sido trastocado en una suerte de altos y bajos. Su alma, encerrada entre dos mundos significativamente opuestos, parecían haberlo dominado. "Más todo en la vida,  --pensaba él-- tiene un peculiar significado".  Para su manera de pensar, era difícil hallar sosiego entre tanta hipocresía porque era complicado asirse de lo aprendido cuando no estaba la esperanza de lo que está por venir. Pero el instinto no quedó ahí dormido, algo le decía que no todo quedaba en la cárcel dorada de las frustraciones y desengaños. Esto tiene que ser diferente para los que tienen mucho que dar. Pensaba que la sola voluntad no era suficiente para un sueño abrigado que soliese comenzar.. 

Entonces, las antorchas apagadas y contrarias se encendieron y empezaron a dar su luz, los variados inciensos impregnan el ambiente de una nueva fragancia, de un nuevo despertar. Los dioses rechazaron furiosos los vientos de la renovación, las columnas de humo empezaron a crecer mientras el fuego se atizaba en un sin fin de voluntades. El dios de este mundo se levantó de su largo sueño sorprendido por este raro manifiesto que desafiaba el orden de la melancolía impuesta, pero pronto sucumbió porque no era capaz de tener el poder de la satisfacción. 

Así quedó en su espíritu la semilla germinada de los valores, aquellos de los que no se rinden ni de los que iniciaron el atrevimiento de los que intentaron cambiarlo. Era quienes todos lo olvidaron y muchos lo menospreciaron pero él siempre siguió adelante.

Pero no pocas fueron las campanas que tañeron su canto de victoria y no todas las manifestaciones del hombre mediocre le rindieron tributo a su historia. Sin embargo, en ese momento, creció y creció. También se diversificó triunfante como las muchas vidas que vuelven a elevarse en el infinito mundo de los grandes. Buenos comienzos y pobres finales son los que en ese momento no valoraron el inicio del nuevo acontecer de este personaje...

Roque Puell López Lavalle

Volverás a sustentarme



Por asuntos que ignoraba, no comprendí que aquél día desventurado, me tocó engrosar las filas de los que alguna vez, no tuvieron salud. Ya estaba escrito que la muerte me buscaba pues mi cabeza daba vueltas entre los malestares y quebrantos. ¡Había dos gusanos de inquilinos, crecidos y malignos, en mi cerebelo! Nadie sabía cómo estuvieron allí y en aquella oportunidad, los tenía bien escondidos sin haberme percatado…

En los momentos de un sueño, sentí tus manos en mi cuerpo quebrado, en ese momento intuyó mi alma que tú me buscabas. Mi espíritu pudo reconocerte y escuchar luego, lo que imaginaba eran tus palabras. Oírlas era un triunfo, el vivirlas, fue una realidad.

Luego sentí tu ayuda porque cuando me levantaba, me sujetabas y no me caía. Luego cuando aprendí a caminar otra vez como un niño; me hiciste sentir como un gigante porque tan frágil estaba que parecía un papel en el viento pero así y todo mostraste tu gran verdad: Nunca había dependido de una Decisión tuya para volver a respirar. Ahora vivo agradecido porque ¡No falta mi alabanza y mi adoración en cada momento de mi existencia!

Hoy cuento tus maravillas por haberme salvado de la muerte. Aunque los médicos habían pensado que ya no caminaría en buen tiempo o que tal vez ya no viviría, nunca supieron que tú me guardabas. Porque supe que me darías la vida y darme una nueva oportunidad. Entonces me di cuenta que me amabas y volverás a sustentarme…

Roque Puell López Lavalle

Quiero



Quiero tener la libertad de conocerte y que pienses en mi como la pasión que te abrasa, como si fuera el fuego quien te delata // Quiero entregarme al amor y a la pasión; en los fuegos que consumen mi alma, en el derecho que me conceden mis andanzas // Quiero que tus sueños perezcan contigo, que tus deseos se queden sin abrigo y busques un tiempo, para mis sentidos…

Quiero que nos besemos y sepas hoy el sabor de la noche, el color de mis versos y escuches la pasión que te expreso // Quiero tocarte con mis ojos y hablarte con mis manos, así tal vez despiertes y así quizá te extravíes en el susurro de mis pensamientos // Quiero buscarte solamente cuando muera la tarde, cuando el sol se oculte frente al mar y deje mis huellas en la orilla, tal vez así sonrías // Quiero fingir que me eres indiferente y no decirte lo que quieras escuchar, de esta manera no romperías el hechizo y quieras mentirme…

Quiero ser impredecible como el mar para no hacerte daño y no me veas jamás como un escurridizo villano // Quiero volar en mi imaginación para verte desnuda y escuches mis mentiras, pero al querer amarte, descubrirás una verdad infinita // Quiero esconderte en mi casa para que nadie te falte cuidándote con el amor de un ciego y sepas de una vez, todos mis sentimientos // Quiero enterrar al fin, mis propios temores y dejar así, la búsqueda de tus vanas emociones…

Finalmente, tú lo sabrás de una buena vez: ¡Quiero que vengas conmigo y busquemos los amores ciertos, así encontrarás tú la paz que buscas y yo encontraré al fin, tu amor ardiente, que ahora anhelo!

Roque Puell López Lavalle

Antes de Mañana


Antes de mañana, mujer fuerte, mujer amada, tu nombre no tiene comienzo, no tiene fin, no está en el mundo, se siente en el viento, quizá en el comienzo del cielo o en el beso delicado y consciente de un cariño sincero. ¡En el paraje de los inocentes naciendo de un amor verdadero! Te encontré en una flor bella, vestida de delicado aroma y de gran ilusión. Sonreías como los ángeles, cantabas como el arco iris y tus palabras eran poesía. Tus ojos, eran como la noche, llenos de candor, de ingenuidad. ¡Vivías maravillada de un gran amor!

Pero se vino la noche, el círculo de los fantasmas arrebató tu verdor pero lejos de amilanarte amazona valiente y decidida, lanzaste tus flechas al cielo esperando respuestas por la afrenta a tu conciencia. ¡¡Y por Dios, queriendo una justa satisfacción!! Las potestades entonces, arreciaron para buscar tu vida.. ¡Yo estoy contigo! ¡Yo te sustentaré con la diestra de mi justicia! Escuchaste una Voz...Tuviste valor en ese momento y los males te buscaron nuevamente pero pronto te hiciste de armas y defensas. ¡No temas! ¡Yo te ayudo! La Voz que una vez más oíste en la contienda..

Y con más fuerza blandiste tu espada cortando raíces a diestra y siniestra terminando así con ese pasado vergonzante que te hicieron creer los malnacidos. Entonces, el enemigo herido de muerte, quiso reiteradamente dar fin a tus sentimientos, no obstante, tu esperanza y tu valor abatieron una vez más al sufrimiento. Luego llegó la nube que cubría el horizonte,  el frío reinaba en todo el campo y se miraban los estragos, los finales crueles de una batalla dura y sin nombre. Las luchas continuas habían perdido el camino de las horas y de los días. 

Buscaba así, en el bosque rodeado de cenizas, al Ser de mi propia vida, quería encontrar el anhelo perdido de tu sonrisa, sentir el extrañarte y tal vez hallarte sola y triste entre las sombras. ¿Dónde estará el nombre que me inspira? ¿Dónde estarás corazón valiente?

¡Aquí estoy caballero de la armadura oxidada! ¡He vencido al que me humilla! ¡Ya no tengo el aturdir de mi pasado! ¡Ahora si tengo un nuevo nombre! ¡Ya tengo una nueva identidad ¿Quieres escuchar ahora mi verdad? ¡De oídas lo había oído pero ahora mis ojos lo ven! ¡Si......! ¡De veras! Luego levantará mi cabeza sobre todos mis enemigos, aquellos que me rodean. Cuando pase por las aguas estará conmigo y si aún por los ríos, éstos no me anegarán. El fuego tampoco me quemará ni la llama arderá en mi ¡Él me amaaa! 

Vi entonces que habías cambiado, tu sonrisa era la mejor y tus ojos me lo dijeron, no tenía por qué tener más dudas..

- Antes de mañana es tu nombre porque venciste y vencerás en el justo tiempo. Antes del mañana, no encontrarás más dicha que el amor de quién te protege. Serás amada y amarás por siempre a quien encuentre tu viva lealtad y valentía..

- Antes de mañana, tú serás la mujer de fortaleza, nunca podrán contenerte porque tienes el sentido de la vida, el final de la muerte que en vano se declara.. 

- Antes de mañana, tú tienes ya sin quebrantos, la eternidad fiel y consecuente.. 

Roque Puell López Lavalle

En el paraje de los sueños


Quiero salir muy pronto, de aquél encierro que envuelve mi existencia. Debo ser libre como el tiempo y sembrar mi semilla en tu alma para que crezca y florezca como debiera. Te contemplo en mi recuerdo pero todavía me quedan besos para mimarte y fijar mis ojos en los tuyos sin que nada puedas hacer al respecto. Sin embargo, por ahora moras en los valles de mi mente y aun en el desierto de la noche, no puedo hablarte por más que lo deseo y menos ahora el querer dejarte...

Mucho camino se ha hecho al andar entre el mar y el largo de mis pasos, pero deseara saber dónde estás, si en el mejor atardecer que contemplas o en la más fantasiosa ocurrencia que ahora piensas. No lo sé, dímelo tú que solo tengo pensamientos bellos para ti. Luego comprenderé tu misterio, adivinaré lo que no imaginarás y a sabiendas, veré entonces que no te acordarás de mi...

Me agrada tu voz melodiosa y tu bella sonrisa que dibuja tu rostro. Extraño a ratos tus temores cuando estás conmigo, pero alegras mi vida cuando me cuentas tus historias sin finales ni comienzos, tan sencillas como las palomas y que las tomo todas entre mis manos. Tienes un encanto especial cuando brillan tus ojos y cuando escucho tu sentimiento, es tan fiel y verdadero. El espíritu libre domina tu voluntad férrea, tus metas inalcanzables las vives como quieres, tímida y sin reparos, adquieres lo que realmente sueñas. Algo que a mí me agrada, algo que deseo con todo mi corazón, vivir, volar, contar, amar, tenerte en mi vida y en mi espada. Pareces una niña y sin embargo no lo eres.

La soledad me embarga cuando tus ojos me confunden en una extraña ironía del destino. ¡Increíble confesión! ¿Podrías conocer tú mi corazón? Quizá no porque otros recuerdos haz de atesorar, otros mundos de seguro te apasionarán y no sería mi sincera intención la que te sostenga en tu soledad...

Será tal vez la incertidumbre, la incredulidad o el fuerte latido de tu corazón, que no sabrías interpretar. Los corazones que se entienden se unen para poder afianzarse, los corazones como el nuestro se emocionan para conocerse y vuelan en la promesa de dar un verdadero amor pero puede venir el desencanto o pueden quedarse dormidos en el frío camposanto...

No es un secreto que me inspiras una profunda ilusión. No es una confesión el que te dijera que podríamos lograr la cima del firmamento para arrancar las estrellas una por una, sin tiempos ni sobresaltos. Seríamos como las hadas de los cuentos, ellas convertían la ilusión en una realidad, ellas transformaban una alegoría en una verdad y un amor entre dos sería suficiente prueba para dejar pronto el trágico mundo del dolor...

No quisiera demorar tu silencio, no desearía que pienses que esto es un invento, es solo el soñar de mi pensamiento que vuela y brilla como un cometa dejando centellas. Pero queriendo conquistarte para vivir un momento y al final te lleves el recuerdo de un corazón apenado por no tenerte, esperaré mi redención en un cementerio cualquiera.

Así están las cosas, así está el mundo poblado de ilusiones rotas y deseos incompletos. Aflora ahora el instante del poeta nimio y enamorado, el de un hombre enfadado y solitario, que espera con ansias en el paraje de los sueños, que lo tomes en cuenta para ser finalmente tu compañero...

Roque Puell López Lavalle

Donde vivimos los dos


Temprano me fui a dormir y en la madrugada te escribo. El sueño se fue para mí y la ilusión de decirte algo viene ganando a mi pluma. Me encuentro en la soledad de mi tienda en medio de un desierto que amenaza estar un poco más frío que de costumbre. La fogata y el crepitar de los leños me calientan y me tranquilizan, los recuerdos de antaño entonces, son ahora mi alimento. Ayer estaba preocupado por recoger el agua de mi manantial pero caí en la cuenta de que este bebedero se había convertido en un pozo fantasma, pues hace algún tiempo se lo llevó el inesperado sequedal. 

Existe una travesía que tal vez ahora me niego a creer pero navegando estoy hacia donde tú estás. En el fondo de todo, te espero encontrar para nunca más verte volar. Y de pronto, me doy cuenta que ahora que me haces falta y espero quizá que me digas el granuja de tantas. Eso todavía me hace sonreír te lo confieso, pero no lo he podido escuchar en ningún momento. No pensaba en ti como un amor profano pero si en querer mirarte otra vez para disfrutar de tus canciones y arrebatos, de tus poemas varios así como tus ilusiones en un día sin par. Tu mirada profunda, tus ojos grandes, bonitos, de ceño fruncido, queriendo así conocer mis caminos, me hacen pensar que soy un escritor terriblemente feliz. Para mí, esos ojos son los momentos de mi paz, esos labios son tal vez el silencio único de tus palabras y la fidelidad de acercarme a ti, espera de nosotros un generoso abrazo de amigos. 

Si, es un contemplar interminable y es el anhelo de dos que dicen quererse tanto y sin embargo, no pueden consumar el arrullo santo de un secreto que a todas luces, es eternal. No sé porque tengo que sentir en la soledad de mi tiempo el extrañarte cuando tu morada está en un lejano continente y tus temores están en los cielos. ¿Qué te ha sucedido? Porque si la distancia fuera tan grande y tu respuesta fuera tan pequeña, entonces qué me importaría recorrerla para tenerte entre mis brazos, comprender la fuerza de tu alma y atesorar el fuego de tu ser que ya tienen escrito un nombre. 

Sin embargo, estoy pronto por encontrarte. ¿Por qué te sorprendes tanto? Y justamente ahora cuando el silbido del desierto empieza a decaer al despuntar el alba, te escucho decir que nosotros hoy somos extraños y que no tenemos una palabra dicha porque la aurora para nosotros ya cantó. Eso no es cierto, yo ando peregrino en cada noche estrellada buscando que la luz de la luna pinte tu rostro, me muestre tu silencio, tu ternura, todo lo que me agrada de ti. 

No obstante, reconozco que en la melodía que estoy escuchando en el amanecer que no puede verte, se encuentran nuestros sentimientos que presienten que somos el uno para el otro. Que nuestros corazones nos dicen que existe un mundo real, un lugar precioso: Un jardín encantado de flores rojas y un solo corazón, donde vivimos los dos...

Roque Puell López Lavalle


El carrito


Como un niño de mal humor se encuentra el personaje más elocuente pedante y dislocado de mi barrio. ¿Algo tan extraño podría ahora acontecer? Cabello cano, mirada enojada, nerviosa y aguda para entender a la sorpresa, hoy se encuentra cavilando el fosforito. Si,  aquél de delgada figura que busca siempre el cómo su vida sustentar… 

Barrunto que lo vio nacer hace más de no sé cuántas calles, recorre mi amigo la vida viviendo como quiere y como puede, morando y peleando al fondo del boulevard. No se explica la tremenda paciencia o el heroísmo de sus vecinos en poderlo tolerar. Unos días ríe, otros días es un caballero, otros momentos pareciera que ha venido de la corte celestial pero no se entiende entonces, por qué casi siempre se encuentra de mal humor. 

Es mentiroso compulsivo y a veces sensible, ¿Por qué vive en lugares modestos cuando parece haber venido de sonados apellidos? Quizá sean las injusticias de la vida o las costumbres del peregrino que fueron tomadas alegremente para no quedarse en el concierto de esta sociedad pacata. No basta con lo fantasioso de sus conversaciones porque muestra también modales refinados y un paladar exquisito. 

No obstante, Es un manojo de contradicciones, algunas veces está arriba y otras veces está en el llano pero creo que no lo persigue el espíritu del mal. Pero lo que no se puede aceptar, es que una vez le prestó su carrito de juguete a un amigo y juntos lo hacían correr por varios días, pero un buen día se lo dejó para que la cosa esa se arreglara y funcionara mejor. 

Cuando el susodicho carrito no quiso caminar por viejo y engreído, el cano de mala leche pensó que su compañero algo le había quitado. ¡Mi carrito! ¡Mi carrito! ¿Qué le has hecho a mi carrito? ¡Ayer te lo dejé bueno, ahora está enfermito! Vana fue la explicación veraz y pausada, alturada y sin mentiras demostrada por mi sorprendido amigo. ¡Mi carrito! ¡Mi carrito! Volvió a insistir, ¡Me lo llevo para cuidarlo, me lo guardo para que esté sanito! De nada valió entonces lo explicado por mi recomendado pues el famoso "carrito" se fue a sus manos sin estar tan arruinado. 

Ese era el motivo. No consideró que su amigo lo pintó, no valió que el bólido corriera mejor que antes en la competencia, tampoco era buena la limpieza que le había prodigado. ¿Entonces? No pues, todos éramos culpables de la enfermedad terminal supuesta del juguete; pues era tan antiguo y descalibrado como el dueño mal intencionado… 

Así las cosas, se fue muy resentido el innombrable. Así quedó con los crespos hechos, el extrañado compañero. "Para eso perdí mi tiempo, para eso lo ayudé, para después ser culpable de un juicio sin sentido, pensó. Pobre el "Ferrari", en qué habrá de terminar –sentenció- ¿Qué culpa tiene en tener un dueño tan injusto? 

Juzgar a todos con la misma vara es vivir sin compás, defender lo indefendible es ser un contumaz, pero vivir creyendo que todos son los culpables de mi desgracia y que todos siempre me desean calamidades, eso señores, eso si es infernal...

Roque Puell López Lavalle