miércoles, 30 de mayo de 2018

Un camino distinto



En medio de miles de pensamientos que lo atormentaban, él caminaba lentamente aquella noche. Las luces de la calle para él no brillaban más, tampoco había luna, ni estrellas pero sueños confusos si cruzaban por su mente. Sus ojos enrojecidos por el malestar lo delataban en todo lugar donde pasaba. También escuchó risas a lo lejos, como si ellas existieran o quizá únicamente estaba él ahí, pensó, en su mundo imaginario...
Siguió inquieto, movido por sus sentimientos, sin darse cuenta que las gentes que pasaban a su lado estaban de semblante cabizbajo, demacrado, tan igual como él o mucho peor... Las horas avanzaban pero la oscuridad era más intensa, sus pasos hacían eco con un sonido insoportable mientras algunas sombras delataban a algunos que lo querían acechar... 

Llegó despojado de sus pertenencias a un lugar que estaba poco alumbrado, tal vez con una especie de lámpara rota e inservible donde pareciera que algún tipo de felicidad reinara pero allí todos parecían felices porque el miraba que todos reían a carcajadas. Luego lo invitaron a ser partícipe de esa "alegría" desplegada pero no obstante, aquella aparente algarabía solo estaba basada nada más que en el dolor ajeno. Reinaba la maldad y daban rienda suelta a sus impulsos malvados y perversos. 


Cada uno vivía a su manera tratando de sobrevivir a sus virtuales "oponentes". La vanidad, el orgullo, el egoísmo campeaban en este lúgubre espacio y él intentó permanecer allí para llenar ese profundo vacío que experimentaba pero se engañaba así mismo. Hizo lo que todos hacían, y pronto se vio rodeado de más dolor. ¡¡Tremendo!! El vacío crecía viendo morir a aquellos que un día conoció en aquel lugar de mentiras que todos celebrababan.

Salió de allí a la ironía de un desierto, con una herida profunda que ya le empezaba a causar estragos. No pudiendo más, cayó al suelo preparándose para la muerte creyendo ser parte  de muchos que ya lo habían antecedido. De pronto, alguien se acercó... era un extraño... lo miraba con compasión y teniéndole piedad le dijo: ¿Acaso piensas llegar tarde el día de mañana a tus labores? ¿No sabes que el único transporte ya pasó? ¡Arrepiéntete de tus pesadillas! Alzando él su mirada débilmente conmovida, le pidió al desconocido que le contara más acerca de él  ¡Cuéntame más por favor! - se le oyó decir -  mientras su corazón se abría a la verdad al encontrar el camino y llenar su vacío existencial. 

Se arrepintió reconociendo su impotencia y creyó más en los bomberos de rojo que lo irían a rescatar. Se levantó al fin y la venda de sus ojos cayó. Se dio cuenta que ya no estaba ciego y se abrió a un camino lleno de luz y felicidad dejando el sendero de tinieblas que hacía muy poco lo había seguido…
Se prometió jamás comer de noche y menos comer pescado frito con frejoles. La leche helada con aguacate no la probaría jamás. Y ahí  me di cuenta que mi amigo no sabía que no estábamos solos en este mundo y que debemos guardar la dieta no comiendo cosas raras o pesadas, menos a esas horas de la noche pues las pesadillas son más reales que la misma ficción…

Roque Puell López Lavalle



viernes, 25 de mayo de 2018

Un mundo al revés




Quiero volar entre la brisa y soplar como el viento, quiero recorrer los siete mares y encontrarme con sus inmensas olas cuando me quieran enfrentar. Beberé sin medida de mis ilusiones y de mis derrotas, querré arrebatar mi mundo y quedarme con uno sin fronteras porque todos lo buscan para gozar un momento de quietud. Después me encontraré con el astro rey de la vida, estaré embebido de sus rayos y de la fuerza de mis sentimientos buscando el amor que me hace falta...

Puedo desaparecer en silencio de la niebla y abandonarla en una noche sin luna y sin estrellas, así podré revivir el romance que un día dejé de buscar. No obstante, prefiero escuchar ahora el canto de la sirena, la que se pierde en la imaginación del cuento, la que se añora en la melodía de los puertos, inspirada en un amor lejano pero que hoy, ya no se puede encontrar...

Voy a acechar al león marino para pelear con él y ver si es cierto que sus temibles fauces pueden arrancar mis sentimientos sin que yo los pueda contener. Exijo que el recuerdo de su amor lleve lejos mis pensamientos y deseo verlos tan altos como el claro cielo azul para luego ignorarlos en un momento esperado de silencio...

Pero ahora prefiero atesorar el arco iris, aquél que muestra sus hermosos colores y que calmarían mis ojos tristes de tanto llorar, pero debe ser en un día cercano, sin sobresaltos y en paz. Después la tomaría feliz entre mis brazos para amarla en los acantilados con solo mis deseos y darle al amanecer, su ansiada libertad... 

En ese momento seré como la gaviota que no ceja su vuelo y que no se detiene ni siquiera un momento para respirar. Así quiero yo llegar a mil lugares y a todo lo desconocido a la misma vez. Entonces, viviría más despierto, menos iluso de los otros seres que viven atados en un sin número de quimeras y de malos tiempos, en un mundo al revés...

Roque Puell López Lavalle

viernes, 18 de mayo de 2018

¡Tú no lo escuchaste!



Te encontrabas sola y sonriente, con tu piel dorada bajo el sol, inocente, teniendo tus ojos fijos en el oleaje del mar embravecido pero tus pensamientos volaban hacia lugares imaginarios o quizás escondidos en un sueño que no quisieras despertar jamás…

Sin embargo, una brisa soplaba fríamente en tu rostro y gimiendo, creías que todo iba a terminar. Pero tu alma le demostró ser muy fuerte en un sorpresivo instante que perduró en el tiempo. Entonces, te refugiaste en un amor que solo se quedó en el camino. ¿Sentiste la brisa que imitaba el rumor de mi voz?

¿Sentiste el silencio que existía entre nosotros? El que nos acompañaba y el que permanecía a la espera de una palabra nuestra evocando el lugar donde fuimos dos. Comprendo que el silencio nos invita a callar y esperar que mañana más tarde el final sea el deseado por nosotros pero…

¿Entendiste el mensaje de mi alma? No lo creo, en todas estas horas inciertas, no la pudiste contemplar. Te dijo que deseaba besarte con febril pasión queriendo protegerte en el silencio reflejado empozado en tu alma pero solo escuchaste a tu corazón y a ella no la pudiste entender…

Pero cuando te llamé desde la soledad de mi sombría habitación y te dije enamorado que te amaba todavía intentando ser felices en el renacer de un amor puro y sincero, ¡¡Tú no lo escuchaste!!

Roque Puell López Lavalle