En medio de miles de pensamientos que lo atormentaban, él caminaba lentamente aquella noche. Las luces de la calle para él no brillaban más, tampoco había luna, ni estrellas pero sueños confusos si cruzaban por su mente. Sus ojos enrojecidos por el malestar lo delataban en todo lugar donde pasaba. También escuchó risas a lo lejos, como si ellas existieran o quizá únicamente estaba él ahí, pensó, en su mundo imaginario...
Siguió inquieto, movido por
sus sentimientos, sin darse cuenta que las gentes que pasaban a su lado estaban
de semblante cabizbajo, demacrado, tan igual como él o mucho peor... Las horas avanzaban pero la oscuridad era más
intensa, sus pasos hacían eco con un sonido insoportable mientras algunas sombras delataban a algunos que lo querían acechar...
Llegó despojado de sus pertenencias a un lugar que estaba poco alumbrado, tal vez con una especie de lámpara rota e inservible donde pareciera que algún tipo de felicidad reinara pero allí todos parecían felices porque el miraba que todos reían a carcajadas. Luego lo invitaron a ser partícipe de esa "alegría" desplegada pero no obstante, aquella aparente algarabía solo estaba basada nada más que en el dolor ajeno. Reinaba la maldad y daban rienda suelta a sus impulsos malvados y perversos.
Cada uno vivía a su manera tratando de sobrevivir a sus virtuales "oponentes". La vanidad, el orgullo, el egoísmo campeaban en este lúgubre espacio y él intentó permanecer allí para llenar ese profundo vacío que experimentaba pero se engañaba así mismo. Hizo lo que todos hacían, y pronto se vio rodeado de más dolor. ¡¡Tremendo!! El vacío crecía viendo morir a aquellos que un día conoció en aquel lugar de mentiras que todos celebrababan.
Llegó despojado de sus pertenencias a un lugar que estaba poco alumbrado, tal vez con una especie de lámpara rota e inservible donde pareciera que algún tipo de felicidad reinara pero allí todos parecían felices porque el miraba que todos reían a carcajadas. Luego lo invitaron a ser partícipe de esa "alegría" desplegada pero no obstante, aquella aparente algarabía solo estaba basada nada más que en el dolor ajeno. Reinaba la maldad y daban rienda suelta a sus impulsos malvados y perversos.
Cada uno vivía a su manera tratando de sobrevivir a sus virtuales "oponentes". La vanidad, el orgullo, el egoísmo campeaban en este lúgubre espacio y él intentó permanecer allí para llenar ese profundo vacío que experimentaba pero se engañaba así mismo. Hizo lo que todos hacían, y pronto se vio rodeado de más dolor. ¡¡Tremendo!! El vacío crecía viendo morir a aquellos que un día conoció en aquel lugar de mentiras que todos celebrababan.
Salió de allí a la ironía de un desierto, con una herida profunda que ya le empezaba a causar estragos. No pudiendo más, cayó al suelo preparándose para la muerte creyendo ser parte de muchos que ya lo habían antecedido. De pronto, alguien se acercó... era un extraño... lo miraba con compasión y teniéndole piedad le dijo: ¿Acaso piensas llegar tarde el día de mañana a tus labores? ¿No sabes que el único transporte ya pasó? ¡Arrepiéntete de tus pesadillas! Alzando él su mirada débilmente conmovida, le pidió al desconocido que le contara más acerca de él ¡Cuéntame más por favor! - se le oyó decir - mientras su corazón se abría a la verdad al encontrar el camino y llenar su vacío existencial.
Se arrepintió reconociendo su impotencia y creyó más en los bomberos de rojo que lo irían a rescatar. Se levantó al fin y la venda de sus ojos cayó. Se dio cuenta que ya no estaba ciego y se abrió a un camino lleno de luz y felicidad dejando el sendero de tinieblas que hacía muy poco lo había seguido…
Se prometió jamás comer de noche y menos comer
pescado frito con frejoles. La leche helada con aguacate no la
probaría jamás. Y ahí me di cuenta que
mi amigo no sabía que no estábamos solos en este mundo y que debemos guardar la dieta no
comiendo cosas raras o pesadas, menos a esas horas de la noche pues las pesadillas son más reales que la misma ficción…
Roque Puell López Lavalle