viernes, 28 de abril de 2017

Hola pá





¿Por qué estás así hija mía? Preocupado estoy por tu mirada triste y tu ánimo desatendido. Es que tienes un problema, algo te pasa y yo te conozco mi hija bella. ¿Problemas del corazón? ¡Quién no los ha tenido! Sólo que tan niña y sin embargo, no eres la excepción. Yo tampoco me escapé y en este mundo incierto, todo puede suceder. El corazón no se da a nadie, se da el querer sencillo de un día a la vez. No confundas amor con entrega que para eso hay tiempo, siembra el futuro con promesas, sueña con los planes que aún no puedes ver. No mires la carita todo el tiempo, se acaba con los años pero el amor verdadero se queda para siempre y se hace fuerte como el viento, ése mismo que no puedes ver. No es el dinero lo más importante, dale siempre otro lugar, más vale el pan duro con amor que el banquete de manjares donde hay odio y frustración. Habla francamente de lo que te guste y de lo que no. No prorrumpas palabras ociosas, mejor di la verdad, pero cuidadosamente, no vayas a afrentar. Frena tu ímpetu y no destruyas el alma de tu compañero, perderías al instante y no te lamente después desconsolada, cuando no encuentres solución. 

Pero por sobre todo hija mía, ama a Dios con todas tus fuerzas, guarda sus mandatos y Él te concederá las peticiones de tu corazón. Mostrará tu derecho como el medio día y no dudes que su amor nunca te dejará. Te pondrá en lo alto siempre y así te ha de premiar. Estudia mucho ahora y hazte luego una profesión, mucho hay que recorrer pero no pienses más con la pasión. No llores hija mía, tan sólo eres una niña que ya piensas como mujer. Ven con tu pá que te ama y te comprende y que a su pecho te puedes consolar. Yo estaré contigo pero prométeme que me estás escuchando y de mis consejos podrás aprender. No te desanimes y lucha niña valiente que la batalla espera y grandes cosas has de conquistar. Blande tu espada que puedes derrotar todo lo que venga y sé que lo puedas lograr. Muéstrame de quién viene mi sangre, pues orgulloso ya está tu padre porque está seguro que grandes triunfos vas a alcanzar.. 

Roque Puell López Lavalle

Cuerda de tres dobleces




Hoy me fui para esperarla. Llevaba un ramo primoroso de flores, las más hermosas para alguien que en mi corazón latía de esperanzas, para la más bella de mis emociones y para seguir queriéndola con tantos temores. Quería conocer el fin de mis días en las mañanas de la esperanza, en el atardecer de mis años o quizá en los murmullos de la noche. El tiempo hacía sus oficios de siempre y en las montañas del recuerdo, en las hondonadas de mis pensamientos se encontraba ella, mí amada la solitaria. ¿Por qué tanto barullo? ¿Es qué no se puede soñar en el encuentro? ¿No se puede revivir un bello sentimiento? 

Los nubarrones parecían pedirme lo que antes no fue, los vientos reclamarían las palabras que se deberían de expresar pero su rostro de aquél momento se quedó grabado en mi acongojado ser. Sin embargo, una vez estuvo cerca y fueron tan solo momentos, tan solo encuentros que aquella vez no se pudieron reafirmar. 

Su voz en aquél tiempo estuvo ausente cada tarde y retumbó en los sonidos de mi conciencia pero nunca se supo en que habríamos de terminar. Pero las esperanzas fueron alcanzadas nuevamente por la realidad y otra vez los caminos se volvieron a encontrar, grandes serían las experiencias que relatar, habrían seguramente mejores momentos que experimentar y el recuerdo de sus palabras me tenían que encantar.

No obstante, las emociones y las acciones fueron otra vez desdibujadas por el desasosiego y  por las tormentas de un regreso impensado y certero. Recuentos que se pudieron expresar y ver, momentos de su vida que iban a ilusionar mi fe y que de alguna manera tenían que quedarse entre nuestras almas inspiradas pero el azar se los llevó sin poderlo detener. Aun así, conjugamos nuestras vidas nuevamente con miles de experiencias, unas sufridas o ingratas, conscientes y triunfantes pero siempre al final las mismas, llenas de colores y bendiciones que tanto afirmaban mi corazón al suyo. 

Ya en el momento de la verdad, vino a mi mente tu rostro sonrojado por el viaje, tu sonrisa de siempre, tus ojos ávidos del encuentro y mi corazón henchido de encontrarte para siempre. Nuestras miradas se comprendieron finalmente, no hubo nada que hablar. El contemplarte sería suficiente, el abrazarte sería el final eterno. Solo nuestro beso largo y apasionado pudo hablar lo que no se atrevieron las palabras. Y si las miradas hoy pudieran decir algo, solo podrían afirmar lo mucho que te amo y lo que siempre esperaba este momento.

Ahora las noches serán nuestras, el concierto de las palabras serán incontables y nuestro amor volará inmenso. Se mostrará como el infinito cielo azul que te encanta, se mirará como el encuentro de dos en el horizonte, infinito y sin nombre. Habrá solo dos siluetas que se funden en el instante, una para entregar el manantial que no termina y los dos para beber de la fuente que es continua. 

Por eso siento soñar siempre en aquel encuentro, llevarte así las flores más bellas para que seas la más hermosa, así en la mañana como en la noche, sellar con un beso tierno nuestro mutuo contentamiento. Esto es para que sepas que lo mío es para siempre, para que te enteres que mi amor es como un juramento, que solo estará invalidado cuando yo esté muerto. Mientras tanto vivo este mismo instante en el que te estoy escribiendo. 

Lo que sucederá en tu corazón y el mío será unido como el mar a las tormentas; pero esta vez anhelo que sea más fuerte, como una tremenda cuerda, si, como una tremenda cuerda... de tres dobleces...

Roque Puell López Lavalle










Lombardos, godos y austriacos


Lombardos, godos, y austriacos, así son los amigos de antaño. Se encienden en una chispa de fogatas y luego aparecen en las luces multicolores de una fiesta. Son las sorpresas del presente y lo que no sabrás del futuro. De todos los rostros se forman una Nación, de todas las babeadas un lenguaje y de las lejanas tierras, las sorpresas de lo mucho que no se sabe. Si así fuera, ¿Cómo podremos vencer si la carrera está por empezar? Los últimos serán los primeros en un día a la vez, unos para vergüenza y otros para la decencia...

Pero así seguimos creciendo, las hormonas definieron los papeles, tú te hiciste hombre, tú eras ya una mujer, pero ambos son como esos peluches bobos, porque todo el tiempo están peleando por ser los mejores. Pero  después vinieron los desengaños, se hirieron las mejores intenciones, nacieron las ilusiones del único amor, pero también se conocieron a los que casi no hablaron nunca. Aquellos que con la complicidad de la noche descubrieron lo prohibido aunque eso, nunca estuvo desapercibido para la mayoría. Todos lo celebraron a lo grande pero así se fue el formalismo, luego, se enfrentó la verdad y finalmente el qué dirán. Así son de admirar, a nuestros amigos...

Después, pasaron los años y las decisiones fueron tomando los primeros lugares porque la batalla para un nuevo mundo, comenzó. ¿Qué pasó con los que no llegaron? Empezaron de nuevo, desaparecieron, viajaron, descubrieron el trago amargo y se colaron solos para el otro lado. Llegaron los triunfos, los sueños, las derrotas y unos más llegaron para trabajar al dizque Estado. Ellos no cambiaron nada porque siempre sufrieron las mismas desilusiones, las denuncias, y los valores, bien enterrados. Así vivieron frustrados,  nuestros amigos del pasado...

Entonces, aparecieron los tortolitos. Fueron los días o las noches vividas cuando la esperada descendencia llegó. A volcar ahora la experiencia, a sentir el no saber nada pero ahí estaba la prueba. Con la teoría vendría la práctica. ¿Verdad? Y ya los abuelos le advirtieron al bípedo emplumado: “Aunque todavía no has salido del cascarón, aprenderás, porque así de la noche a la mañana, se hizo tu padre”,  y así aprendieron la lección, todos los amigos de la niñez...

Pero la muerte había comenzado a hacer su trabajo y la gran cacería había empezado. Todos volaban,  unos se fueron en los cajones de la funeraria y otros murieron de pie defendiendo a la Bolsa. Eso nunca había cambiado pues desde niños aprendimos que la tabla de multiplicar era un juego pero para otros, se convirtió más adelante, en un pésimo mandamiento. Así partieron de aquí, los compañeros del tiempo... 

Sin embargo, para algunos fuiste el héroe de la película, el abrelatas del destino, la promesa del partido que a estadio lleno era el Campeonato en que jugabas tu destino. Pero llegaron los malos días y quizá de héroe pasaste a villano, fuiste el más odiado y todavía alguno se deshizo en disculpas tontas por no haberte saludado. No ganaste la Copa pero si premios y reconocimientos. Recuerdo que te dieron una copita de vino y  esa niña de tu infancia, si fue alegre, cariñosa y de gran sacrificio que te acompañó hasta el fin de tus días.... 

Lombardos, godos, austriacos, extraños quizá o ingratos, pero los llevo siempre en mi corazón porque así fueron, algunos amigos de antaño...

Roque Puell López Lavalle 

El velo


En el mausoleo reposan los grandes personajes así como los hombres y las mujeres de humilde condición. Se recuerdan las grandes acciones, las mejores batallas y las medias verdades por no decir las no muy pocas majaderías. Se reúnen allí las familias de siempre, aquellas que quisieran perdurar la vida y exaltar todavía la insigne memoria del fallecido. Sin embargo, las honras fúnebres se llenan de fiesta cuando todos al unísono le dan las gracias a la Deidad. ¡¡Gracias Padre Santo por haberme dado a mi tío Julián!!.

Pero no todos se acompañan por los apellidos y los blasones. Están los que sin tanta maraña de recuerdos y galardones de la vida, honran a los que hicieron algo por la María y acabar con la misma letanía de ser siempre el foco de la piedad. Por eso, pocos recuerdan su gran maldad. Luego surgen los famosos anónimos, aquellos que no buscaron nada, ni sus descendientes supieron con quién vivían hasta la hora triste de la despedida final. ¡¡Qué contradicción!! Se buscan entonces los intereses poco comunes entre el gran apego a la vida o el gran desprecio de continuarla. Salvo las honrosas excepciones de la historia, que alguna vez para el beneplácito de todos, han tenido que mostrar.

Y todo parece repetirse. En el cementerio se acabaron las mentiras, ya la vida no tiene sentido porque el último suspiro se manifestó temprano para no volver. La reunión será siempre la misma, los comentarios ya están aprendidos de memoria para los abrazos y los encontrados sentimientos. Las palabras melancólicas de siempre por el oficiante, no pueden comprender que la mejor vida está afuera, que el mejor descanso es no soportar las ceremonias así se hagan con buenas intenciones. Sin embargo, se acabaron los lloros, se terminó el caminar de llevar flores a la tumba y el epitafio resume siempre la misma cosa porque no existe mayor dicha que llevarse el mejor recuerdo de lo que se hizo porque los años no cambian la verdad.

El camino de regreso se hizo oscuro y  fueron los vientos los que no me dejaban ver tus ojos porque en vano llevaste las rosas que compraste. La tormenta que se avecinaba no apagó las luces de los cirios encendidos como si quisieran que el misterio perdurara. Pero el aroma de las ansias confirmó mis dudas. Busqué en tu rostro y tu emoción estaba cerca de abrirse al quitarte el velo. No te diste cuenta que todo fue un sueño si tú hubieras dado rienda suelta a la verdad y así te hubieras quedado conmigo..

Roque Puell López Lavalle

martes, 25 de abril de 2017

El gato


Hace poco tiempo, porque de fechas no me acuerdo, estuve peleando entre las acusaciones y las respuestas a las vanas afirmaciones de la Gorgona. Luego del largo enfrentamiento, pensé buscar un lugar a solas para mi conciencia.

Me fui entonces, a uno de los acantilados de mi ciudad y sentado frente al mar, en lo a lo alto del barranco, me preguntaba el por qué de su lejanía, si todo se veía tan cerca. Parecía tener las conjeturas de un filósofo perdido haciendo preguntas tontas pero me di cuenta que era el viento bajo la sombra que me envolvía soplando mis pensamientos.

Y entre las culpas, los sentimientos, las quejas y los enojos, le preguntaba a Dios acerca de  mi vida, acerca de las circunstancias y si alguna vez tendría que escuchar siempre que todo tiempo fue mejor y que debería tener la paciencia de Job porque de todas maneras todo iba a cambiar. Era tan buena la lógica y me sonaba tan convincente, que llegué a enojarme un tanto porque siempre estaba seguro de eso pero entonces pensé que ya no habría más razones que pedirle al tiempo preguntándole el cuándo..

Entre los hechos y las palabras, buscando respuestas a las mismas interrogantes de qué habría de suceder luego, aparece un gato que me miraba con sus ojos grandes sorprendido a mis alegatos sin palabras. Fue una sorpresa verlo pero me animé a cargarlo y acariciarlo hablándole palabras cariñosas. El no se inmutó y dejó que yo estuviera con él. Luego se echaba para atrás como queriendo jugar porque me mordía las manos amigablemente.

¿Sería un enviado? Sonreí al pensarlo pero no me dejó concluir mi retiro voluntario. Me llamó la atención su compañía y el querer estar conmigo que me hizo olvidar en buena parte lo que me estaba pasando. Luego, se hizo a un lado y fue a buscar sigiloso su sustento porque varias veces tentaba por el barranco coger alguna presa que se moviera siendo cauto y listo para dar su zarpazo. Eso me distrajo y de alguna manera me hizo razonar el vivir una manera diferente.

Ese gato estaba de lo más tranquilo respirando el día a día porque ni el peligro, ni nada parecía cambiarlo. No era una mascota de casa pero si era muy sociable y con una paz única para enfrentar su presente. ¿Acaso no sería bueno aprender de él? Yo con mil cosas y él con lo suyo pero era diferente. Entonces resolví continuar en las promesas eternas recibidas en los momentos de las tormentas, no por asuntos de credulidad sino por el confiar toda eventualidad a Quien me dio la bendición de levantarme esta mañana.

Roque Puell López Lavalle 

La despedida


Éramos tres los gatos y un ratón acomodado
ahora, solo uno fugado y dos encuartelados..

Compañero te sentía
aunque en mi salón no cursabas
compañero de milicia, hermanito de carrera
travesuras incontables, serios compromisos
no ocultábamos simpatía por ella,
la hermosa rubia Mirella

Largo eres como el Quijote, sabio igual a Platón
queriendo cambiar al mundo ¡Oh, iluso!
solo con pluma fuente y carbón

Te vas amigo, si….te vas
no puedo detenerte, 
ni convencerte siquiera
poeta y filósofo cantor,
de prosas colosales y lógicas amarillas
no podremos olvidarte, aún en la lejanía

Suena ya la bocina….
¡Apura el paso mexicano!
Vuelve pronto y más cambiado…
¡Apura el paso querido hermano!
Que una lágrima se escapa y nuestro abrazo se confunde
Vuelve triunfante, no digas nada…

¡Pero sube ya cristiano!
Si, si se lo diré, te escribiremos…
pero nunca olvides, compañero,
que por siempre te esperaremos….

Roque Puell López Lavalle