sábado, 8 de octubre de 2016

Vamos a plantar un amor verdadero


Hoy quiero recordarte mujer que si vas a estar conmigo, me gustaría saber, ¿Por qué te sorprendes? Si tú sabes que yo ya tengo un camino definido, ¿Por qué no quieres lucir el vestido de fiesta? De una buena vez te digo,  ¡¡Vamos a sembrar un propósito!!

No obstante, si ahora que lo pienso, tú vas a querer vivir conmigo, debes de saber que yo de la guerra he venido. No pretendas entonces, mostrarme que eres más fuerte, porque yo si te amaré hasta la muerte.. Entonces, ¡¡Vamos a regar un deseo!!

Si piensas que tú ya conociste las 7 maravillas del mundo, ¿Te olvidas que yo he conocido mucho más que tú? Porque no son solo las grandes ideas que me propones, ¡¡Son las reales intenciones que tú me escondes!! Pues ahora, ¡¡Vamos a esparcir sabiduría!!

Si pretendes hoy que te ame en serio como me estás pidiendo, será sensato de tu parte en este momento comiences a decirme la verdad. Yo quiero escuchar que me aceptes como soy, yo no quiero escuchar de ti una sola queja ni que me digas jamás que no eres mi princesa. Te advierto: Ya estoy cansado de tanto y tanto lloriqueo, de reclamos a un desamor, que yo no veo.. Así que, ¡¡Vamos a plantar un amor verdadero!!

Roque Puell López Lavalle

La calle está dura


¡Las cajuelas están vacías muchachos! ¡Pónganlas en su sitio! Exclamaba el hacendado porque los cafetales ya habían sido cosechados y escogidos para el beneplácito de todos. Los trabajadores cantaban alegres por la buena tierra y por las buenas ganancias de "La Importante" en el occidente del país. Esto fue en el campo de los contrastes, en el de las viñas alegres y en la engreída tierra de los encumbrados.

Y sin embargo, Amadeo estaba enfermo, el corazón hacía mucho que le iba molestando, pero era solamente de la pena y de la congoja. Entonces su hija y su familia, al verlo de esa manera, se identificaron con él, se subieron todos a su carromato de las malas noticias, al llorar mundano, a las profundas cicatrices del ser humano. Es que se aproximaba la boda del año, porque eran las bodas del pueblo y a la sazón, era su hija la desposada. Todos conocían a la familia de Amadeo Gómez y no era para menos el esparcir la gran noticia. ¡¡Al fin se esperaba la inmensa fascinación de una fanfarria!! La familia de Amadeo comprometida y las amistades fascinadas de una nueva boda y ya todos esperaban la hora de un cálido despertar.


Así las cosas, el Amadeo contento, puso manos a la obra. Empeñó su palabra en el cafetal pidiendo para ello, un préstamo o algún mejor sustento con la garantía real de una mejor labor en aras de una gran producción. ¿¿Podrían acaso no cumplirse las tareas de lo acordado?? ¿¿Se podrían acabar las siembras y las cosechas de la casa grande por una fiesta?? Entonces, con fe habló con el dueño de "La Importante", las formas y los fundamentos estaban dados en más que una promesa, porque si había recursos y resultados que habrían de cumplir. Resulta que el hacendado contagiado de la alegría inicial, pudo prometer también, casi de inmediato con las reglas del contrato y las firmas de rigor. Si bien la respuesta era positiva, faltaban algunos ajustes pero finalmente, se dio el pedido al cien por ciento para esperar entonces, el gran evento.

Amadeo convencido entonces, fue al día siguiente de la respuesta y buscó al dueño. Quería preocupado el contrato que había sido prometido pero era imposible encontrarlo, más parecía el trámite de un recién fallecido que un documento que de repente se habría extraviado. Ya faltaba poco para la fecha acordada y a pesar que a duras penas se conseguían las remesas, él fielmente esperaba el final sustento. 

Ah, pero más fueron las noches vacías sin luna llena, más crecieron los silencios de un fantasma que nunca se sabía dónde estaba. Así fueron decayendo poco a poco los ánimos y las esperanzas. Y llegando el fin de la espera, nunca llegó ni apareció la voz del buscado dueño. Amadeo pues, estaba turbado, el corazón hacía tiempos que le iba cantando la pena y la congoja. Y Amadeo que era tan parco, con su sombrero viejo de fieltro inclinado en la cabeza, con un cigarrillo prendido a medias, reflexionó entonces sentado en la puerta de su casa. 

Y pensando en voz alta decia:


“Quizás en los sueños del hacendao, nunca aparecieron las barbas del un labriego ni la desdicha de un mendrugo en una mesa vieja de madera. Menos aún, el sentir de una mano amiga en los días del albur. Adiós digo, al laberinto de sus decisiones o el pensar mejor, el mío o el suyo. Pero al fin usté subió al tren del olvido, a la ventana del camino extraviado, aquél que ya no se vuelve ni aún para querer recordar. Quizá su conciencia es la que no lo dejará tranquilo y abrumado por los años, no sabrá qué contestar, aunque mejor hubiera sido atarse una piedra de molino al cuello para que lo profundo de la laguna se lo pudiera tragar. Vuesa merced: Mejor es dar la palabra que puedas cumplir antes que la ingratitud le invada y se porte de esta manera, para no querer concluir”. 

No obstante, en el otro mundo de la estancia, entre los silencios de las cañadas, muy lejos de la hacienda, se escuchaba la voz muy triste de un estribillo: ¡La calle está dura! ¡La calle está dura! ¡La calle está dura! Le dijo la mente y la razón perdida al huidizo hacendado entre las otras acusaciones de la inconsciencia. Exclamó ido y convencido, repitiendo lo mismo el mal portado, arrugando con sus manos las hojas secas que había arrancado de un árbol, ahí por el matorral. ¿No estaba en sus cabales? 


¡¡Si, se había vuelto loco!! Con razón no apreció más por su maizal. Pero pasaron los años y nunca tuvo la amistad o el reconocimiento de propios y extraños. El tiempo que no perdona a nadie, se encargó de hacerlo "casa sola" y harapiento, no de sus conquistas y de sus sueños, no, no... sino de un terco y engañoso sentimiento envuelto en su mala conciencia hasta el tiempo de su propio encajonamiento... 


Pero la hija de Amadeo se casó de todas maneras. Aunque no fue la gran fiesta que se esperaba, el pueblo vivió la satisfacción de haber participado en un evento espléndido que nunca olvidaron tampoco, los hijos del dueño. Solo que todos no se habían percatado que una figura extraña los miraba de lejos queriendo comprender el por qué de tanta alegría...

Roque Puell López Lavalle

Enlace de música: https://www.youtube.com/watch?v=i8A849ZvOAE

Lluvia



Lluvia que caes y refrescas la tierra, limpia ahora mis penas. Llega al instante como las aguas claras del torrente limpio porque las plagas que me embargan no me dejan cantar, recorre hoy palmo a palmo al extraño bosque de piedras que generoso me deja descansar y me cuida y cobija para poderte hablar.. Busca entre mi raíz sedienta de amor, un motivo y una flor para conquistar, busca entre los surcos de mi cubierta, un consuelo a mis fibras truncas porque necesito crecer y que requiero como todos, aprender a volar. 

Así, cuando esté confiado en tu manantial, él me enseñe también a poderlo soportar.. Si das de beber al ciervo temeroso y encuentra el puma la razón de su existir, entonces inunda entre mis ánimos rotos lo que necesito saber para no sufrir y si los riachuelos hacen caminos para llevar tu alegría a otro lugar, de tus consuelos y de tu saciar, quiero ahora beber un poco más. ¿Acaso no eres vida y mensajera de la esperanza? 

Llevas el fruto de tu ser al desconocido y él agradecido te da su viña pero ingrato es aquél al que tú le diste la fuerza a su semilla y él te da los rastrojos de su voluntad mezquina.. No te vayas ahora porque te necesito, tú que eres agua salubre coronada por los rayos y truenos que retumban en los campos.

¿No se molestan ellos en dejar volar tus piedades? ¿Por qué se complacen cada mañana en dejarte? ¿Quién sabe si al verte mi corazón tome otro sentido y te lleve a otros lugares para después contarles a todos de mi azarosa vida? Pero hoy, no soy feliz con mi destino ¿Qué podrán hacerme entonces los envidiosos si tú estás conmigo? 

Roque Puell López Lavalle

La mar está brava



¡La mar esta brava! ¡Se levantan las olas!  ¡El cielo se pone gris! ¡Qué los motivos no se calman y la tormenta sin sentimiento se avecina y pronto ha de comenzar! // Replican las olas, replican los vientos, replican as lluvias, replican todos a una porque el portento ni tiene puertos ni teme a diques bobos que lo puedan detener.. // Será sin cesar su fuerza., será sin la fiereza de los hombres para cambiar su rumbo y su destreza ¿Quiénes entonces por ventura la podrá calmar? // No hay nada que la detenga cuando mira al destino, nada que cambie su camino para mostrar su inclemencia sin miramientos y sin mostrar un pesar.. // ¿Será tal vez que el gigante continúe usando semejante auge que no tiene hasta hoy cuándo terminar? ¿Cuándo será que su furia termine de fustigar? // Él es quien da valor para seguir entre sus olas, entre las fuerzas que lo acompañan y en la inmensidad de las interminables tormentas // 

Pero tú sirena, dices ser el color y la belleza de sus costas, la razón y el poder cuando estrella su brazo con el viento y cuando ruge fuerte con su forma de estremecer... // Serás entonces como me dijo la brisa, más grande que la naturaleza o más dulce que la miel, tan fuerte como el portento pero tan falsos tus amores// ¿Y si tuviera yo que zozobrar? ¡¡Nooo, está dicho que en las embestidas del mar estará mi llanto, que nada detendrá tu embrujo y que tú no serás nunca mi dulce canto!! // ¡¡Prefiero entonces que las tormentas me sucedan, prefiero al mar y su alma fiera porque no quiero tener solo promesas y amores que son solo poemas de viejas!! // ¡Enhorabuena! ¡¡La mar esta brava!! ¡Se levantan las olas!! ¡Qué el cielo se pone gris! ¡Qué los motivos no se calman y la tormenta se avecina pero ahora sí las prefiero y pronto han de comenzar! //

Roque Puell López Lavalle

La rosa blanca



Me contaba mi madre cuando era apenas un niño, la historia de una flor blanca que había crecido en el jardín de nuestra casa y yo como el chico curioso, la escuchaba sonriendo. En su relato, ella me preguntaba y de a pocos ella misma me contestaba, así solito aprendía lo ocurrido sin que nadie me dijera nada. Y muy emocionada me dijo...

                         “Entre los caminitos del jardin, se encontraban algunas flores de singular belleza y otras en botones coloridos. El olfato de algunos hacía sonreír a quienes ya gozaban de sus aromas y caricias ¡¡Qué decir de las dalias que nos contemplaban con su rostro tan alegre!! ¿¿Y qué hablar del pensamiento, el de los tallos verduzcos?? ¿¿Acaso no cantaba el jilguero a los allí presentes?? Pero encontré entre las vallas, una flor escondida. Era una rosa blanca marchita y solitaria. ¡Pobrecilla! Entonces, la recogí y le prodigué mi amor, mis cuidados y mi sencilla conciencia para prodigarle nuevos tiempos. ¿Podría tener una esperanza? Pero con el tiempo, ella creció fuerte y vigorosa, de todas las flores, se trasformó en la más hermosa. Los corazones de la gente se alegraban cuando aquella vez la convertí en mi favorita, los elogios que recibía se volvieron canciones en la mente de los extraños y parecía que mis sueños se harían realidad". 

-Pero madre, ¿Y no se hizo presente en ella, el orgullo? 

                          “Yo lo presentía hijo pero si, estuvo allí y también se olvidó la flor de que era simplemente una rosa. El color para ella era lo de menos porque se cegó en la humildad y el entendimiento. Se le esfumaron los cuidados que le di y la imagen de cómo llegó. Así pues, crecieron entre nosotras las desazones y las falsas acusatorias. ¡¡Florecieron las raíces amargas del infortunio!!”

- Preocupado, le pregunté finalmente: ¿Sería que era el final del camino para ella? 

                      “Si hijo porque cuando quise de nuevo podar sus dolores y sus defectos, mis dedos, mi ser y mi palma generosa, empezaron a sangrar por las heridas de ella. La rosa blanca entonces sufrió un desvarío a todas luces aprendido, un halo de misterio y dudas subieron entonces alrededor de su cuello y expiró...". 

- Pero madre, le interrumpí...

                           "Yo sorprendida me preguntaba: ¿Por qué tanto así, se habría ido la luz de mis fantasías? ¿Por qué ella tuvo que terminar de esa manera? Sin embargo, no me di cuenta hasta el final, que era una rosa blanca como todas, bellas por fuera pero indiferentes por dentro. Y por más que yo hiciera, por más atenciones que yo le diera, sus cardos y sus espinas, estuvieron escondidas para mí, mucho tiempo todavía".

- Y yo al escucharla, solamente me puse a llorar y no le pregunté más...

Roque Puell López Lavalle


Escucha: https://www.youtube.com/user/GIOVANNIMARRADIfans1


Canto a la tierra


Tierra donde se han arrancado hasta los yerbajos que andaban esparcidos, tierra donde se han cortado las raíces de la mixtura. Así gime el alma mía sin encontrar consuelo por este espantajo irreconocible por mi experiencia inadvertida. ¡Se llevaron los tesoros  guardados, los de mayor cuantía!

Cuento las generaciones que me han sucedido y veo que la violencia malgasta sus días inútilmente. ¡Pobre de ella! ¿Y si los que me antecedieron se olvidaran de sus ofensas? No sería lo mismo, no se amarían nunca porque se romperían sus develadas ilusiones no teniendo voces ahora que los constriñan..

Decían los susurros de los sabihondos que no había lugar dónde recostar mi cabeza pero era mentira, las penas eran mi fortaleza porque todavía podía anhelar lo que yo guardaba. Cumplí entonces con el deber de un soldado, era una orden cumplida repleta de joyas engastadas. Pero muy pronto se convirtieron en baratijas porque el terruño es para quien lo trabaja y otros tenían de mi mano lo que más anhelaban..

Pude verte entonces, inmensa, hermosa, frágil, asustada de los mil demonios porque te codiciaban pero tu sonrisa se dibujaba en la firmeza de tus raíces y en el candor de tus planicies. Por eso te amaba al igual que tu cielo, tu verdor, tu bella hondura generosa que me atraía para buscar descanso entre tus brazos mientras las semillas germinaban, ¡Barro oscuro que no te diste cuenta!

Me diste el fruto y me entregaste el legado de sentirme dueño. Sin embargo, pude defenderte del invasor, pude entre las demás colinas y montañas para saber amarte, como quien conquista un mundo nuevo. Pero tú te negaste, agregaste los yugos de la pretendida gloria, de sapiencia de palabras y sin frescura de mañanas. Tu corazón se hubiera guarecido del tirano que te asolaba y yo le daría muerte si se hubiese atrevido a arrancar tus ramajes..

Así te tratan ahora los hombres, tú que diste hace mucho tus encantos y tus días ¡Qué ingratos fueron los que vivieron contigo! ¡Qué cobardía los que mueren huyendo y sin corazón que los reprenda! Nadie los juzga, nadie los detiene y tampoco se muerden la conciencia por la ingratitud manifiesta. Pero todavía yo quiero amarte aunque tú no quieras ¡Inocente sería yo al abrirte el pecho y ver si es que vive en ti, un corazón!

La casa del negrero


Festo pasó por aquella casa sombría al caer la tarde dándose cuenta que no había luz en ella. Apenas vio algún candil que la alumbraba, iban apareciendo sombras, acaso por causa de la costumbre de aquella familia. No lo sabía a ciencia cierta pero así reconoció en algunos vecinos, los atuendos de un riguroso luto. Pero observaba también asombrado, los saludos raramente animosos entre el aguardiente convidado y los abrazos mentirosos de la gente. Se sintió entonces, algo extraño ¿Por qué habría de encontrarse con eso?

Pero él, era amigo del denominado por todos "el negrero", era el compañero del esfuerzo, del trabajo. Cuántos secretos le contó, cuánto de la vida del gerente era el desasosiego que evidentemente vivió y aún así quería justificar sus carencias por un destino fatal. Más aun, el reclamo que le hacía no era causa solamente suya sino del jornal insatisfecho que todos protestaban. Le habló de las injusticias del gobierno y las amarguras del alma que a todos en la oficina emocionaba ¡¡Qué locuaz en sus palabras!! ¡¡Qué convencimiento al hablar de sus desgracias!! Y sin embargo, no había solución alguna a sus demandas. Paciente entonces, vio que su Jefe haciéndose de mea culpa volvió otra vez al viejo cuento del “yo no tengo” y al karma del feroz destino. ¡¡Oh, qué ambiguo desistimiento!! Y dirigiendo sus ojos al cielo, vio que ya no había remedio...

Así, sin que él lo supiera, el embustero cayó gravemente enfermo. Más de un año entre sábanas blancas y cuidados. ¿Cuánto de medicamentos tomó el desafortunado?. Su familia temió lo peor ¿A quién de sus hijos dejaría el Imperio? ¿Quién se haría cargo del féretro oscuro en el cementerio? Les dio la pataleta a todos cuando el ave Fénix resurgió de sus cenizas y se le pudo encontrar bailando de nuevo. 

Festo lo encontró después de semanas, otro era su semblante y tomaba aún las pastillas de su receta. Él pensó que el Demiurgo lo haría razonar pero la desilusión, le siguió al cuento y desdeñó así el enfermo su vida milagrosa como algo tan simple que él mismo podía resolver. Entonces, él amigo, frunció la frente y se encogió de los hombros. Nada pudo decirle y menos aun hacer algo por el necio e intransigente. “Tanto va el cántaro al agua que termina por romperse”, pensó. Le dijo adiós y no lo volvió a buscar más...

Pero inflexibles son las leyes del destino porque ya no hay más argumentos. Todo tiene un final en esta vida dependiendo de las semillas que alguna vez se sembraron al comienzo de todo lo vivido La carroza bellamente adornada, con algunas guirnaldas de color, se encontraba a la puerta de la residencia. Pasó lo que había de pasar y el gerente partió a la eternidad. Festo entró a la casa y se encontró con la cruda realidad. Contempló los rostros compungidos e incluso observó que había una fotografía encima del ataúd.

Seguramente estará en su destino eterno, pensó Festo. "Sólo lo sabe Dios"  como diría alguna vez el desafortunado sin comprender al destino. No obstante, nuestro amigo, como todos, dio los saludos de rigor a quienes no conocía, bebió el consabido aguardiente y aunque algunas lagrimillas le salieron, se sintió algo tranquilo en casa del negrero.

Roque Puell López Lavalle

Manuel


No hace mucho que nos vimos, si parece ayer que nos saludábamos porque siempre había entre sus manos, los miles de papeles para ayudarnos entre sus ánimos y sonrisas complacientes. Así era Manuel, estudioso de la realidad nacional del educando, aquél que vertía experiencias propias de un erudito de la conciencia humana, el que nos hacía recuperar las notas los días sábados y el que era de los mejores exponentes en la clase.

Se fue el Director de mi colegio. Mi profe, mi amigo, mi padre, maestro de maestros, hace unos días viajó a la eternidad para no volver. Nos conoció de niños, algunos desde los once años y otros más pero nunca dejó de ser el mismo, nunca dejó de ser el entusiasmo viviente y la enseñanza apreciada, menos todavía el sentimiento de un padre para poder orientarnos en la adversidad para cuando fuéramos grandes. 

Cuando fuimos a verlo, yacía en su lecho de cómodos almohadones y de plumas retocadas. Era su lugar de sueños, estaba su mirada serena, pensativa y parecía que estaba dormido. Nos decía quizá en silencio un hasta pronto como si descansara simplemente y un adiós que ni la propia muerte le pudo arrancar por esa tranquilidad que su mirada expresaba. Todo un sentir de los asistentes, padres y alumnos, un binomio de sus más arraigados deseos. Más de una lágrima y cánticos se mostraron entre los que los que asistimos a la santa despedida, 

La misa del cuerpo presente cumplía su cometido desde los que fuimos fundadores hasta las promociones más recientes, es que no se puede olvidar a alguien que fue siempre nuestro maestro perseverante, al que ahora se encuentra distante. Recordamos las miles de anécdotas que se dieron.. ¿Cuántos fuimos retados a ser diferentes en un tiempo que se comenzaban a despertar a las luchas sociales en un país tan diferente? Pero así aprendimos, así quedó entre nosotros el alma diligente del ejemplo y la perseverancia para no desmayar en la vida. Y esta era su mística de formar valientes, esta era la forma de trasmitir el espíritu de soldados consecuentes. 

Lástima pues, que ahora ya no está Don Manuel, todos recordaremos sus enseñanzas, su entrega y su conciencia impartida para ser los mejores ciudadanos. Yo sé que partiremos alguna vez, ¿Alguien sabe la hora cuándo vendrá el encuentro con la verdad? No, nadie, pero yo solamente sé que hay que estar preparados como "Piquito" nos mostró y que quizá si nos saludemos, pero en el más allá… 

Roque Puell López Lavalle

Escucha: https://www.youtube.com/watch?v=ejbWlc0FJ6o

Hasta morir en paz


Eran esas las dudas impertinentes, que me visitaron en esa noche oscura. Fueron entre el amanecer, la brisa, la niebla que cubría las luces y el pensamiento perdido. Pero eran solo algunos recuerdos porque de lejos se escucharon risas entrecortadas, más no me di cuenta que en ese momento sobresalían entre el barullo tus palabras que fueron para mí las que me hablaban como si ellas se convirtieran en una simple plegaria...           

En ese instante, yo me vi envuelto en una especie de juego que se miraba complicado y que algunos otros valientemente lo encaraban pero tú no estabas allí porque ellos solo iban por el gran sueño y por el misterioso encuentro. Aún así nosotros no fuimos por lo que era nuestro porque los dos caeríamos seguramente era una vana ilusión y en un viaje tan largo que se tornaría tan inútil como un desacierto...

¿Para qué entonces, tendríamos que soñar? ¿Por qué vendría la ilusión¿Era realmente necesaria? Y me di cuenta rápidamente que eso no tendría prácticamente ningún sentido, que no tendría mañana porque ya no sería manifiesta tu azarosa vida sino se daría paso a la  la mía que está cargada de heridas y que ahora vive acompañada de tu soledad porque aun se besan, pero que no se complementan.... 

De tal manera que vendrá el ansiado día en que sabré decirte por fin, una sola palabra, que podré amarte sin que tú lo entiendas en esa circunstancia.. Te acompañaré por siempre hasta que te enteres que en este lugar, tú no podrás vivir sin mi y que yo, sin embargo,  no podré dormir sin ti. Será así  en la aurora o en el ocaso, hasta quedar profundamente dormido o hasta morir en paz...
 
Roque Puell López Lavalle

El señor payaso


Los ojos son muy vivaces, son los de muchos colores, es el cabello ensortijado o quizá liso ¡Qué importa la manera! Las carcajadas, las risas aflautadas, la mirada curiosa, más que gozosa se afianza con la mirada triste, fastuosa, la voz de urgencia por la típica grosera...

Pero en tanto en tanto, eso lo vemos y lo vivimos, así es la vida, es el dolor del tiempo. Mejor se lleva la dignidad y se esconde, el amor es el mismo pero el desamor se impone. La conciencia ahora está callada y él entre todas las piruetas, la vive y manifiesta. Por eso ríe, pero sufre por dentro y quizá, no la extrañará mañana...

Rojo, verde, amarillo, azul, blanco, añil, allí se escribe una historia. Aquí nace y por eso nos hace reír para olvidar los orgullos pero también nos confronta a muchas verdades. Eso es saber llorar por dentro y volver otra vez a empezar...

Un día yo estaba triste y tuve sin embargo, que reír escuchando su extraña historia. Pero eso a él no le importaba porque a él no lo acobardaba realmente nada. Buscaba la paz para nosotros y así la presentaba como la defendía pese a las penas que llevaba a cuestas. Era arrancar de cuajo, una sonrisa mía...

¿Cómo se hace llamar? ¿Cuál es su gracia? No hace falta ahora saberlo. No es un charlatán de cuentos, tampoco él es un pelmazo. Es el consuelo para algunos, y risotadas para los niños, es un caballero para otros, un tipazo para unos pocos. Más haciéndole una merecida justicia te respondo: Él es mis queridos amigos: El señor payaso...

Roque Puell López Lavalle

Yo estaría de duelo



Porque las quiero, porque las amo ¡¡Vidas que se marcharon de mi alma!! Hoy, vivo la burda lejanía, mañana estará lo incierto mientras tanto entonces, ahora me pregunto: ¿Quién se dolerá de mi lamento? 

Ah, pero si son mis chiquillas de papel, ellas tienen corazones inmensos en cuyo interior no hay destierro ni tampoco un momento de desvelo. Será así porque las extraño, porque las siento en mi corazón abandonado. ¿Es un regalo del cielo? Tal vez, pero hace tiempo que ya no encuentro mis miedos. Y si mil años tuviera, los siglos me hallarían y los misterios me verían solitario pero yo igual las encontraría y sin pensarlo, las tuviera conmigo...

Entonces, si que ya no tendría un velo que oscurece mis ojos, tendría por fin un consuelo. Pero si no pasara eso mi amor, si no fuera así amada mía, yo estaría de duelo…

Roque Puell López Lavalle

La morada azul


La casa de la amistad donde nacen los pasos del regreso, el espejo del alma o las historias sin nombre, se juntan de esta manera para soñar despiertos. Es una morada de amor que ha sido iniciada por una gnración que no tiene pasado ni ojos para deleitarse.

Un refugio por la inclemencia del tiempo, un recuerdo de la inocencia, un descubrir de emociones y deseos, un te amo para escalar montañas y un te quiero para buscar tesoros escondidos, algunos sin fundamento y otros para que terminen como un simple cuento.. 

Dijeron que era una quimera, que solo era un recuerdo de palabras vanas y promesas incumplidas y sin embargo, los augurios sintieron la majestad de lo cierto, pues allí se llenaron de luz las emociones, el respeto y las sorpresas del momento.

Las circunstancias no se dejaron vencer, el sueño al fin se hizo una realidad, el espíritu de la unión dio cabida a una verdad: Un calorcillo a hogar asomó sus esperanzas y así fueron naciendo las almas del amor y la complicidad. 

Casa de la amistad y de los pasos perdidos, el espejo del alma y la vida misma, la de historias sin nombre y sin final para no soñar despierto, una casita de amor y de ilusión iniciada por el cariño de dos, así entonces perdió el albur, así pues, nació la morada azul.. 

Roque Puell López Lavalle

El capulí de tus ojos


El capulí de tus ojos me dio la esperanza, me dio el color que no esperaba en una dicha de razón y orgullo, quizá en una mezcla de amor y embrujo... Así las cosas, ¿Puedo saber si quiera el por qué de recibir tanto amor?

El capulí de tus ojos me conoció desnudo de pies a cabeza, comprendió de mis vigores y de mis paciencias. Con el pasar del cielo y de la tierra, musitaste el amor de una princesa, el deseo a todas luces de ser tú, mi reina…

El capulí de tus ojos vio mi pena, mi enojo y mi sangre guerrera de las mil batallas que libré por la verdad, pero llegaste tú presta para decirme que también era posible luchar contra la mezquindad. ¿Qué más podría pedirte yo si entendiste lo que mi corazón anhela?

El capulí de tus ojos me miró para buscar una contestación, hurgaron en mí para pedirme cuentas, de quién eres ahora tú para transformarte después en mi ardorosa conciencia. No supiste que me ganaste el corazón porque hasta en sueños yo sabía de tu respuesta...

El capulí de tus ojos conoció mi gran apuro, mi ser desvalido por los problemas y sin embargo, tus mimos sonrieron buscando en mi lo mejor de mi corazón para que después yo me convirtiera en un adolescente y jugar de esa manera con tu inocencia...

El capulí de tus ojos me mostró tus sentimientos, esos que no nacieron de un instante de desvelo o en una corazonada de algún naipe jugado. Nació por el parecer de nuestro mutuo arrobamiento, por el derecho que todos tenemos de llegar a un maravilloso encuentro...

El capulí de tus ojos llegó cuando menos te esperaba y no te fuiste sin decirme adiós, solo te quedaste en el seno de mi vida, en el fuego de mi pasión para llegar juntos a la plenitud de nuestro gran amor...

El capulí de tus ojos cerraron los míos para abrirlos en una esperanza, en un mar de ilusiones, en aquellos fuegos inapagables por los vientos de una traición. Pero nacieron para ser ciertos y reales, en las letras de tu melodiosa voz...

El capulí de tus ojos vio en los míos el despertar de un ser solitario que en mucho tiempo no veía la inocencia de un niño que a pocos lo hiciera sonreír. Y por ello no dudo que tus ojos nunca se cerraron para mí, es más, me di cuenta que se quedaron para siempre por mí...

¡Te amo!

Roque Puell López Lavalle

Nocturno


Aquella vez que caminábamos bajo la lluvia no nos dijimos nada. Pero horas más tarde, cuando tomé tus manos en nuestro lecho me preguntaste: ¿A dónde quieres llegar? Desconcertado, te contesté una respuesta guardada: ¿Y si me dijeras mejor, que me amas? Sin embargo, llevabas contigo el tesoro más grande de todos, el más osado, aquél que no es dado ni por orgullo, ni por nadie ¿Quién fuera yo para que me lo llevara? 

Sería cuando tu voluntad quisiera entregármelo. Solamente me dijiste que no en aquella noche y me quedé triste como un niño. Entonces, yo pensé que ya no podría contemplar tus ojos desvelados y que no podría tampoco, acariciar tus generosos senos como antaño. ¡Qué contrariedad! Días antes me habías dicho lo contrario y yo te creí, más no me di cuenta que no estabas en el cabal momento de decir nuestra verdad: Que éramos solamente amantes...

Tal vez si pudiera verte desnuda donde esa vez fuiste mi cómplice, tú hubieses huido de mis manos y yo hubiese quedado sin palabras por tu desgano. Pero en ese momento pudo más el amor y el deseo, porque te portaste como una niña adolescente, afanada por llegar a su inocente recreo. Fuiste quien todo lo cree y que todo lo espera, aun cuando nuestra verdad estuvo realmente manifestada... 

Ahora nuestra silueta en la oscuridad, estaba celosa. Una porque me amaste sin haberme visto y por amarte yo, sin adivinar tu destino. Sentí tu aliento por un instante, descubrí tu deseo que no cesó de amarme, pero luego descubrí que tu amor se transformó solo en palabras sin algún sentido. Luego te vi dormir, esperar a que despertaras con mis besos era imposible, solo sonreías en sueños y eso para mí fue simplemente una mentira...

Entonces recorrí tu cuerpo con mi mirada y recién allí, pudiste darte cuenta que mis susurros, no fueron falsos sino verdaderos. Pero no me creíste porque esa noche no me supiste contestar. Si con mis besos pudiera convencerte en se momento que por ellos yo no estaría contigo, con justa razón me reclamarías, entonces, ¿Por qué cuando pienso hacerte el amor eres tan indiferente? 

Te extraño, te amo y te lo demuestro, ¿Por qué buscas entre los simples, alguno que pudiera darte un beso? ¿Por qué sientes que lo oscuro de la noche, es tu prisión cuando en la libertad del amar, eres sincera? ¿No es nuestro amor como el de los gigantes, que no se rinden por miedos tan insignificantes? Más nuestro amor que se mostró en esa noche, se quedó dormido, pero fue para siempre Valeria, porque así de frívolo, se perdió en el infinito...

Roque Puell López Lavalle

Escucha: https://www.youtube.com/watch?v=DEDJHTdBWr8

Que el hombre quiera quiera


Casita de papel
que la causa así siempre permanezca
que la conciencia entonces la cuide
y los malos se vayan para siempre

Casita de papel
que la las luces ya no se apaguen más
y que el incienso ya no se extinga
y que la poesía siga sin paz

Casita de papel
que sus trabajos nunca le falten hoy
que sus manos ya no se cansen 
y las deudas, todos la paguen

Casita de papel
que viva ya por siempre la justicia
que se marche hoy la necedad
y los juicios sin malicia

Casita de papel
que se ha dado el hilo escarlata
sea su intención hacia abajo
y el cielo sea nada de nada

Casita de papel
entierra ya a todos sus muertos
que no encuentren descanso
y el malo no tenga sosiego

Casita de papel
que Dios pues, la reconstruya buena
que la mujer, así no la entorpezca
y que el hombre, quiera quiera

Roque Puell López Lavalle

Zapatitos blancos


Venía ella con los años que habían sido censurados
ya peinaba hace qué ratos, los cabellos blancos
la dizque gran señora, pero era conocida
como la tía de los “zapatitos blancos”.
II
Era la vecina más rara de la cuadra donde yo vivía
todo el barrio y algunos más, hablaban de ella.
No por las bondades de una abuelita feliz
sino porque a más de uno y a unas más
les había hecho una vida infeliz.
III
Yo pensaba pues que era una dulce y pobre viejita
quizá una frágil cascarita de risas y achaques
pero me equivoqué: Tenía el alma negra y
la vida tan fea, que a todos tildaba mal
pero aun así, vivía con un Barrabás..
IV
Más de uno en el lugar, le tenían miedo al infame
yo no tenía temor pues en mí no cabían dudas
porque ya me había enfrentado al atorrante
el quien así defendía las causas injustas
de su díscola mujer y sus ataques..
V
Pero un día soñé que nos visitaba la muerte,
recorrió mi cuadra como si fuera su casa
iba con la guadaña, pero bien afilada
Todos estaban asustados en ese dia
pero yo era el sereno, era el vigía
VI
Y cuando yo desperté vi que había un funeral
era en la casa boba que todos conocíamos
fue un recuerdo, como una tarde de locos
pues solo había, más que curiosos..
VII
¿Pero quién era, digan quién fue el que partió?
Nadie contestaba, solo se oía el silencio..
todos tenían el rostro como un real
Pero alguien si gritó:
¡Queta, la de los cabellitos blancos!
¡La señora se nos ha adelantado!
Murmuraban todos azorados..
¡Se murió la de los zapatitos bancos!
Aseguró por fin, el Barrabás..

Roque Puell López Lavalle