sábado, 8 de octubre de 2016

El señor payaso


Los ojos son muy vivaces, son los de muchos colores, es el cabello ensortijado o quizá liso ¡Qué importa la manera! Las carcajadas, las risas aflautadas, la mirada curiosa, más que gozosa se afianza con la mirada triste, fastuosa, la voz de urgencia por la típica grosera...

Pero en tanto en tanto, eso lo vemos y lo vivimos, así es la vida, es el dolor del tiempo. Mejor se lleva la dignidad y se esconde, el amor es el mismo pero el desamor se impone. La conciencia ahora está callada y él entre todas las piruetas, la vive y manifiesta. Por eso ríe, pero sufre por dentro y quizá, no la extrañará mañana...

Rojo, verde, amarillo, azul, blanco, añil, allí se escribe una historia. Aquí nace y por eso nos hace reír para olvidar los orgullos pero también nos confronta a muchas verdades. Eso es saber llorar por dentro y volver otra vez a empezar...

Un día yo estaba triste y tuve sin embargo, que reír escuchando su extraña historia. Pero eso a él no le importaba porque a él no lo acobardaba realmente nada. Buscaba la paz para nosotros y así la presentaba como la defendía pese a las penas que llevaba a cuestas. Era arrancar de cuajo, una sonrisa mía...

¿Cómo se hace llamar? ¿Cuál es su gracia? No hace falta ahora saberlo. No es un charlatán de cuentos, tampoco él es un pelmazo. Es el consuelo para algunos, y risotadas para los niños, es un caballero para otros, un tipazo para unos pocos. Más haciéndole una merecida justicia te respondo: Él es mis queridos amigos: El señor payaso...

Roque Puell López Lavalle

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