Mil palabras se dijeron con el sentimiento, en el silencio las dudas fueron las mentiras repartidas pero la verdad se quedó en el más fuerte. Mezcla del infierno y del cielo, en el fuego del odio y el desprecio, no se escuchó al consecuente y el amor acabó escondido en el rincón de los pertrechos. Y todo aquello quedó en la confusión de la mente, en la complicidad con el limbo y en el no de los argumentos, en las raras ocasiones cuando apareció el momento..
Ahora las mil palabras no se han vuelto a escuchar, se han amordazado y se encuentran ahora
perdidas en la eternidad. Se las llevó mi resentimiento y tu olvido dando lugar
a la indiferencia que vivía así su mejor oportunidad. Será porque la desazón se ha prodigado
tanto a voz en cuello, que las voces de la justicia ahora han sido confinadas a
la mazmorra y a las galeras de la desilusión..
Pero la esperanza y la fe es lo último que se pierde, la justicia habría de llegar, no tarda, no duerme en el jardín de los invencibles. Y aunque se escuchen
ejércitos ajenos, están llenas de poder y
del salvaje deseo de vencer. Son como la venganza esperada del guerrero que
quiere llegar a tiempo para con ella contender..
En esas circunstancias, el amor pudo salir recién de su escondrijo, olvidado por la oscuridad y el tiempo, estaba sucio y maltrecho con muchas heridas en la frente. Sin importarle, estaba listo para empezar de nuevo. Después de todo, al margen de las mil palabras y las mentiras del descaro, surgió la nueva verdad encontrada en los secretos de la humildad..
En esas circunstancias, el amor pudo salir recién de su escondrijo, olvidado por la oscuridad y el tiempo, estaba sucio y maltrecho con muchas heridas en la frente. Sin importarle, estaba listo para empezar de nuevo. Después de todo, al margen de las mil palabras y las mentiras del descaro, surgió la nueva verdad encontrada en los secretos de la humildad..
Ahora parecen amarse nuevamente y el cariño empezó a brotar. La ignorancia quedó atrás y el perdón empezó a reinar. ¿Sería
posible conciliar? Hubo cosas que parecían no crecer
nunca, no obstante, el amor sin tanto aspaviento y sin mucho verso, lo pudo lograr..
Roque Puell López Lavalle