sábado, 23 de noviembre de 2019

Anda, di que si...

Anda mujer, di que sí, cuántas noches han sido las que te he anhelado y hace cuántos días durante mucho tiempo, te he pensado. No me digas ahora que tú no te diste cuenta porque hoy, no soy responsable de mi elocuencia y menos aún, de las frases que dictan mi conciencia...

Anda, di que sí... ¿Me decías que ignorabas acerca de las golondrinas? Ellas son aves que retoman su vuelo cuando se acerca la estación del invierno. Buscan así un mejor lugar para vivir deseando siempre el calor del sol para evitar el frío intenso. Creo que los dos haríamos lo mismo ¿Verdad? 

Anda pues, di que sí, yo quiero ser para ti como la lluvia intensa que cae en una tormenta porque quiero inundar todos los rincones y las ventanas de tu alma. Así podré alimentarla siempre y nuestro querer, podrá crecer libremente...

Anda, di que sí, hoy nos quedaremos solos porque todos se irán muy pronto. No nos queda mucho tiempo, saca pronto tus trapos que con los míos ya se hicieron un solo sentimiento. Vamos, date prisa para empacar lo nuestro para que tus ilusiones y las mías, no se conviertan en sueños...

Anda, di que sí, porque ahora estoy medio dormido y seguramente despertaré muy sobresaltado pensando en nuestro viaje. Estarás feliz porque nuestras manos se unieron fervorosas en el silencio de la noche y mis cálidos besos se dieron en nuestro abrazo intenso. Será porque te amo, quizás como el cielo a las estrellas, como el inmenso mar al horizonte o porque nuestro amor, no tiene fin…

Roque Puell López Lavalle

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domingo, 10 de noviembre de 2019

Si las luces


Si las luces del cielo, se convirtieran en las penas de mi quebranto ¿Por qué habría de sufrir? Yo también las sembré impertérrito hace un tiempo en las sombras de mi oscuridad y en el laberinto de mis confusas meditaciones... ¿Y es acaso por ventura, que no me libraría Aquél, que en su cielo solo existe el eterno silencio?

Pero pienso que más pudieron mis motivos equivocados que están llenos de grietas a comparación de las grandes verdades llenas de verdor y colorido regadas por las lluvias tempranas y tardías. ¿Por qué me afano entonces, en no creer que los surcos de mi vida, duros por la sequía, se verían mejor si el cielo dejara caer la dulce dádiva de las lluvias copiosas y cristalinas? No hay duda que los indeseables torbellinos, las nubes negras y los ruidos insolentes, fueran marcando las fuerzas incontenibles que siento, sin ver siquiera que tengan un comienzo o un terrible final...

Será entonces una búsqueda inútil de lo verdadero para aquél que duda o para el gran insensato lleno de escepticismo y falsedad, que no sabe que aparecerá su rostro al final de su frágil conciencia. Se asustará así de todo cuanto le suceda porque lo ignora muchas veces en forma resuelta. Pero nunca será lo mismo para el que le fue sembrada la fe, para el que sabe que en su alma existe la diferencia entre la vida y la muerte o para quien soñó siempre en una sola vida, pero con un propósito...

Sin embargo, hay siempre una verdad que llega como la muerte, tal como un viaje muy largo o tal vez de uno más corto pero pregonando siempre una realidad: Volverá la dicha pero solo cuando la tierra vuelva para abrir su seno en su mejor tiempo y en el disfrute del buen abono para compartir su abundante cosecha. Y también vendrán los interminables destellos del cielo, la luz de la alegría que se mostrará radiante y te invitará por la noche, para que vivas, la plenitud de su encanto...

Roque Puell López Lavalle

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https://www.youtube.com/watch?v=4wYCet9rtEo

Para siempre te negaste negra


Para siempre te negaste negra a izar juntos mi bandera regia de soldado y pelear en la refriega porque preferiste huir sin razones al igual que una tímida gacela... para siempre te negaste también a vivir de mi ser ilusionado y de mis besos apasionados fingiendo, llorando mentiras, pero sin ninguna vergüenza...

Para siempre te negaste niña bella a darme tu cuerpo y tu alma, quizá por ser atento y por ser ingenuo, creyendo que así me tomabas el pelo... pero con todo, no quisiste comprender mis sueños y ofuscada o quien sabe confundida, no luchaste por lo nuestro como una leal compañera... 

Y ya ves, al pasar el tiempo, murió mi amor de indio porque recuerdo que te amé en su momento... ¿Recordarás? Fue aquella vez cuando brillaba el sol en la pradera... cuando bajo el cielo azul te prometía mil cosas y te regalaba confites de colores... pero hoy negra, donde ya no se cuentan las horas, ni el tiempo y ni los besos en tu regazo... ¡¡Hoy, es un día como cualquiera!!

Roque Puell López Lavalle