Con palabras inefables y actitudes seudo extrañas hacen maldad los impíos. Tal es su corazón y sus sentimientos, tal es su religión implacable. Buscan el paraíso inexistente, el lugar de las maravillas en la letra muerta de un libro que hiere la sangre ajena y que apenas percibe el por qué de tamaña ofensa. A hierro matan y a hierro tendrán que morir declara la ley divina que pronto se cumplirá pero jamás será la ley del hombre inmoral con su pretendida justicia de nunca acabar.
Usos son de la guerra vencer y ser vencidos dijo el guerrero cuando en el momento fue apresado, pero no se cumple cuando no hay respuestas claras, cuando los abusos se dan en el fragor de la batalla o cuando mueren los inocentes sin un mañana convirtiéndose todo eso en cobardía de estas naciones que viven de la muerte y de la agonía de sus semejantes. ¿Y el silencio de los países? ¿Por qué se callan ahora? Es la complicidad de los indiferentes que se quedan mudos, sin hacer nada bueno. Solamente ignoran a propósito lo ocurrido y publican la mejor noticia llenándose así los bolsillos a la mejor cuantía...
¿Y dónde está Dios? Inquieren entonces los más sabihondos. El mundo calla otra vez porque apareció el hombre sabio, el líder "bueno" que habla con la sencillez de palabras que brotan de los aires y por ser los verbos deleznables, termina defendiendo al sabelotodo convirtiéndose en un aliado peligroso para el pueblo que es ignorante.
¿Pero que saben los entendidos y los iletrados de este mundo del dios de los malvados y del Verdadero de los ajusticiados? Nada, para ellos son simplemente cuentos y leyendas, quizá ideas de alguna religión o respuestan que no tienen razón. Quizás piensen en alguien de buenas intenciones que quiere la paz en poco tiempo pero entonces vienen las viejas historias del por qué y del quién fue.. Si el desvalido nació ciego y sin sueños que resolver para el mañana ¿Por qué entonces se tendrían que preocupar?
Pero no por ello se van a salvar, ellos tendrán que pagar por la ignorancia que si conocen, responderán por las vidas que se fueron y por aquellas que no miraron el cadalso. Ya no hay más políticas frustradas de la paz, a no habrá más pan que remojar ni conciencias qué defender. Todos presenciarán que Su venida no tardará y será pronta, pero también es verdad que su justicia ha de implantar.
Es de aquellos que nunca tarda, ¡¡El día señalado vendrá...!!
Roque Puell López Lavalle